Giampiero Cappai, italianiano-mexicano, es uno de los ciudadanos del mundo que vive hoy entre el dolor y la esperanza por la pandemia que nos tiene en jaque.
Habita en Lombardía, región al norte de Italia y duramente golpeada por el Covid-19, donde ya no hay espacio en los cementerios.
Cappai, de padre italiano y madre mexicana, vive en este país desde hace dos años y trabaja en una empresa aérea que transporta alimentos.
Desde su departamento, en Lombardía, me contó que aunque no sabe cómo es estar en una guerra, lo que se vive en esta región debe ser algo semejante.
Las sirenas de las ambulancias y el paso por las calles de unidades del ejército repletas con cuerpos de personas que fallecieron por el coronavirus, es el pan de cada día.
Cappai comenta que ya no hay espacio en los cementerios, que los familiares no pueden ni siquiera despedirse de sus seres queridos y que los cuerpos son cremados. Están prohibidos los tradicionales rituales funerarios.
No hay nada más inhumano que morir apartado de la familia, sin el adiós final.
A Lombardía ha llegado ayuda médica de China, Rusia y Cuba para lograr contener la curva de víctimas de la pandemia que también ya amenaza al sur de Italia.
Desde su hogar, Cappai recalca que este momento de tanta tragedia se hubiera podido controlar en Italia si no se hubiera minimizado el hecho.
La gente, me dijo Cappai, cuando la autoridad pidió la distancia social para evitar que aumentara el contagio, hizo todo lo contrario: los lugares públicos lucían abarrotados, y es que veían que el problema de salud estaba muy lejano, en China.
Hoy, este italiano-mexicano, exhorta a los mexicanos a no caer en el mismo error y a quedarse en casa, no hay otra opción para sobrevivir ante esta problemática sanitaria que ya alcanzó el millón de casos en el mundo.
Cappai resiste, con toda paciencia, la cuarentena en su departamento, mientras su niña, de 9 años, y su abuela, hacen lo propio en otra residencia.
Escucha la entrevista con Giampiero Cappai: