Ese momento en que se queda todo en pausa y que no sabes si continuarás o ahí se acabará tu historia.
En estos tiempos en los que no solo piensas si te infectaste solo tú o afectarás a quienes estuvieron cerca de ti.
Todo es incierto y más cuando vas manejando, se te va el aire de repente, no puedes continuar y te detienes para solicitar ayuda que no sabes si se te podrá brindar.
Te calmas, tomas agua, algún familiar viene por ti para acudir a consultar y ver a un médico para que te dé una segunda opinión, después de una consulta un día antes.
No era COVID-19, fue un ataque de ansiedad, de miedo por ser contagiada, de ser la siguiente vecina en fallecer, la siguiente en la familia en dejar este mundo por coronavirus.
El escenario se presta para ser vulnerable, para ser frágil ante una situación de pandemia en la que sabes que mucha gente se sigue yendo de un día para otro.
Qué más se puede esperar si cuando acudes a consulta general al hospital más cercano llega una ambulancia de donde baja una paramédico asustada solicitando ayuda urgente para salvar a la paciente que transportan con 74 de oxigenación de quien sabe que otro nosocomio donde había sido rechazada por falta de camas.
Los familiares suplican por ayuda, mientras el médico del filtro de urgencias contesta con un discurso frío: no hay camas, no hay oxígeno.
Vi todo eso para recibir una segunda consulta, un día después la oxigenación en la sangre vuelve a marcar cien por ciento, la presión normal: no es es COVID-19: estás asustada.
No es para menos, la carga de trabajo ha menguado la salud y hace dos semanas murió una vecina que se ofendía si llevabas el cubrebocas a su tienda y decía: ya le dio miedo si te veía con él puesto al entrar a su establecimiento.
Es un mal que nos está alcanzando, un enemigo que se encuentra cerca y con el que no queremos toparnos, al que aborrecenos y tenemos miedo.
Es horrible quedarse sin aire, sin la certeza de que te puedan ayudar en ese momento en el que puedes dejar este mundo y solo ves como todo al rededor se sigue moviendo sin ti.
No hay camas en los hospitales y tal vez no se dice porque acaban de ser las elecciones.