Decía Vargas Llosa que en realidad todas las historias están ya contadas, de lo único que es responsable quien escribe es de la forma en que se plantean los temas, es quien hace vivir a los personajes y los ubica en determinadas situaciones, y por su parte, es el lector quien reconstruye con su visión una narración y la hace suya, pero todo esto se facilita con la vida de un personaje cuyo contenido de vida está densamente conformado como es el caso del periodista Norberto Calvario; y el lector se encontrará aquí con la persona que él es.
En la época de la secundaria, su mamá, la señora María Elena, que desde entonces cocinaba delicioso, se puso a trabajar con su amiga Carmen en el restaurante “Lupita”, ubicado en la calle Matamoros entre 8 y 9, a media cuadra del mercado “Juárez”; y como su ego juvenil le hablaba con una voz que revelaba un temblor íntimo y universal para ya no exponerse a que lo vieran vendiendo chicles, decidió trabajar sábados y domingos de mesero en el mismo negocio mencionado.
Su madre le inculcó la vocación por la disciplina y el orden, de tal manera que el primer día de trabajo le dijo:
-Norberto, para ganarse la propina tienes que estar atento al cliente, cuando llegue inmediatamente le pones cubiertos y que se sienta atendido.
Y la emblemática frase de su mamá en esos tiempos de mesero aún la recuerda el maestro Norberto: “Gánese la propina atendiendo bien a la gente”.
En 1967 a sus 15 años de edad ,Norberto egresó satisfactoriamente con su certificado de la Secundaria Técnica Mercantil de Matamoros, cuando era presidente municipal el ingeniero Enrique Siller Flores. Es entonces cuando tuvo su primer trabajo formal, eran tiempos previos a una elección y se acomodó en el
Registro Federal de Electores, hoy INE, en el tercer piso de la presidencia, donde el delegado era el señor Antonio Gallegos, quien en la entrevista de trabajo le dijo:
-Mira tlacuache, te vamos a contratar, pero aquí se paga por mes, 600 pesos, ni semanal, ni quincenal, te lo digo para que te administres bien.
Finalmente se quedó y le asignaron un lugar y una máquina de escribir portátil marca Remington; le establecieron un sector al cual iba casa por casa preguntándole a la gente si querían empadronarse para poder votar, cuando le decían que sí, sacaba su maquina y tomaba los datos; esta actividad comenzó justamente en 1967 y la llevó a cabo por dos años, hasta 1969, cuando llegó a la presidencia municipal el ingeniero Oscar Guerra Elizondo.
Y desde entonces, como todos los trabajos que tienen que ver con el sistema electoral son temporales, este trabajo concluyó su objetivo, y es cuando el delegado Antonio Gallegos les dice a los ya desempleados:
-Miren tlacuaches, vayan a la tesorería, ahí les van a dar trabajo porque ustedes apoyaron en las elecciones.
Fue entonces que el joven Norberto fue con el entonces tesorero municipal de apellido Cano quien le dijo:
-Consíguete una bicicleta y te vas a ir a cobrar en la calle a los vendedores ambulantes.
-Yo no tengo bicicleta y no sé andar en bicicleta.
-Pues entonces no tengo nada para ti.
El tesorero no supo que fulminó con sus palabras al joven Calvario y al mismo tiempo cortó todos sus razonamientos; de forma inmediata éste supo lo injusta que era la vida y se quedó sin trabajo. Cabe señalar que desde esa temprana edad de 17 años ya merodeaba y se desplazaba por la presidencia municipal, esto significa que le ha tocado conocer la evolución arquitectónica de este edificio.
Dice el dicho que no hay mal que por bien no venga, y este finiquito laboral con la presidencia fue en realidad la entrada del maestro Norberto al fascinante mundo del periodismo, pues saliendo de este trabajo se encontró a Juan Polanco, un amigo de la secundaria, quien al verlo le preguntó en qué trabajaba, a lo que Calvario le respondió que no tenía trabajo y andaba buscando chamba.
-¿Tú dónde trabajas? Le preguntó Norberto.
-Yo trabajo en la administración de “El Gráfico” de Don Lupe Diaz con Don Refugio Vargas.
En medio de la conversación Juan Polanco vio la necesidad urgente de trabajo de
su amigo de la secundaria y le dijo:
-En el Gráfico hay trabajo, pero de repartidor de periódico.
-De lo que sea.
Días después acudió a la Calle 6ª entre Bustamante y Herrera a una entrevista de trabajo con Don Refugio Vargas quien finalmente lo contrató. Calvario tenía que entregarle toda la impresión al jefe de circulación externo, Ernesto Flores.
Querido y dilecto lector, ubiquemos el año de 1969 cuando Norberto Calvario Razo, por razones del azar, fue despedido de la presidencia municipal y comenzó su camino en el mundo del periodismo que inicialmente tuvo más que ver con la parte administrativa. No sabía que el destino lo estaba acomodando para conocer su vocación periodística.
El tiempo hablará.
Esta historia continuará…