Es obligado para cada uno de nosotros no tener expectativas románticas ni hacernos ilusiones de un personaje como Donald Trump. Así como el multicitado escritor francés Honorato de Balzac nos aconseja no darle a la belleza femenina virtudes y atributos que no tiene, de igual forma ubiquemos dentro de la Real Politic (Henry Kissinger dixet) a este exuberante protagonista de la política mundial actual. Nos conviene ubicarlo para tener noción de lo que puede venir con un personaje tan impredecible.
Como un vaso violentamente agitado, Trump ha mezclado todo con la amenaza de los aranceles, no tiene pudor en ocasionar un caos comercial ni a su propio país.
En la escena geopolítica mundial donde se mezclan los egos y chocan las frases hostiles no hay lugar para los tranquilos, los serenos ni los cautos, en la toma de decisiones no entran los que carecen de pasión, en este caso los demócratas.
Los turbulentos, los impacientes, los radicales como Elon Musk, Marco Rubio o Ted Cruz toman asiento en los bancos más altos, como para indicar simbólicamente que tienen a su espalda la masa, el pueblo, la base electoral que los llevó al poder.
Pareciera que Trump y su grupo quiere llevar al planeta a una “Révolution Intégrale” radical, la cual se refiere a una transformación profunda y total de la sociedad, no solo en el ámbito político, sino también en lo social, cultural, económico y espiritual, lo mismo que la 4T en México.
Si vencen en su proyecto navegaran por todas las profundidades y torbellinos de la MAGA (Acrónimo de “Make America Great Again”) que fue utilizado por Ronald Reagan en su campaña de 1980, aunque Trump lo popularizó y registró como marca en 2012 y cuyas principales ideas son el Nacionalismo económico que implica la política de proteccionismo comercial con aranceles muchos países que se benefician por comercializar con el tío Sam.
Incluye también el endurecimiento de la política migratoria, conservadurismo social y cultural, desconfianza hacia las élites y el “Deep State”, y la política exterior de confrontación. MAGA ha cambiado al Partido Republicano, desplazando a los sectores tradicionales conservadores y acercándolo a una base más populista y nacionalista.
En el inicio de su administración, Trump ha firmado las ordenes ejecutivas con aire irónico y glacial, a través de sus impertinentes, observa cruel, orgulloso de su propia terquedad que, como lo menciona en su libro, no perdona las vacilaciones y flaquezas de los demás.
Desde el tres de febrero la presidenta Claudia Sheinbaum siente a su espalda, detrás de sus acciones y sus actos, la mirada de cruel examen y severa observación del eterno acusador, del implacable blanco puritano. ¡Hay que tener cuidado!
Mientras Elon Musk, se acerca a los poderosos y anhela todos los poderes públicos y visibles, se precipita con ímpetu y presunción a hacer proposiciones en su red social “X”, a plasmar latiguillos narrativos contra México y su presidenta, su manera de trabajar tenaz y rápida le gana simpatías con los ganadores, seguro que ya quedo atrás la Gigafábrica de Tesla en Santa Catarina, pobre Samuel.
Todas estas inferencias que perfilan al tozudo presidente, se derivan de la lectura del libro “El arte de la negociación”, por ello podemos deducir que Trump tiene un amor propio desmesurado, ansia de gloria y es ambicioso con mucha vanidad; mientras él sea el presidente no cederá el brillo y la dicha de la popularidad.
Sabe que sus seguidores, su base electoral, se liga fuertemente a sus convicciones, a sus palabras y a sus gestos oficiales. Palmo a palmo le ha arrebatado el poder al statu quo, así de arrollador le gusta ser.
Si alguien pide clemencia por los migrantes se vierte sobre ellos un diluvio de insolencias y una actitud de moderación política requiere en esta ocasión mil veces más audacia que una firmeza aparente pues, como ya se plasmo, Trump más que convencer busca arrollar. Acorde con lo manifestado en su libro, como buen oportunista, conoce la irresistible gravitación de la cobardía; sabe que en todos los momentos políticos de la masa, es la audacia el decisivo denominador de todo calculo.
La oposición demócrata acaba de salir de la Casa Blanca con un Joe Biden y una Kamala Harris muy debilitados y por el momento se agachan tímidos ante este manifiesto descarado e inesperado de los aranceles a México y Canadá, confundidos y perplejos, con su silencio dan su consentimiento para una decisión con la que no están conformes interiormente en lo más mínimo, pero la política es de tiempos y el de hoy no es su tiempo.
Hoy Donald Trump tiene en su mano la dura y fría palanca con la que dominará por el momento las más difíciles decisiones de MAGA, el desprecio por la otredad y nos tocará vivir con él cuatro años de vértigo en la espiral de sus ocurrencias que son altamente impredecibles y excepcionalmente disruptivas, abrochémonos el cinturón ante esta montaña rusa de la Historia.
El tiempo hablará.