Todo indica que la marcha por el INE fue todo un éxito y hasta una experiencia agradable para los miles y miles de ciudadanos que acudieron a expresar su postura y su sentir. Es como si viéramos que, paradójicamente, la polarización también agrupa.
Muchos se sintieron bien de ver a tantos otros que son afines a su pensar, o al menos así parece “aves del mismo plumaje”. La inquietud que AMLO ha sembrado en la gente en lo que va de su administración, ha despertado un involucramiento y una participación ciudadana activa en temas políticos sin precedente. Es como si se cumpliera aquello de que “no hay mal que por bien no venga”.
Esos bandos que siempre han existido pero que antes eran innombrables, de fifis y chairos, AMLOvers y AMLO-haters, de simpatizantes y adversarios, de izquierdas y derechas, de liberales y conservadores, de los ricos y los pobres, y que AMLO contrapuntea y cuchilea en sus discursos, ahora se reconocen, se identifican y se organizan entre sus semejantes.
Desde antes de que iniciara oficialmente esta administración y ante una oposición política-partidista pusilánime, otras organizaciones comenzaron a movilizarse, difundiendo conceptos tales como eso de que “México sería otra Venezuela”, “No al socialismo”, “La consulta por la revocación es una trampa”, y otras consignas que con o sin fundamento, despertaron a grupos ciudadanos que antes dormían en sus laureles. El apabullante triunfo electoral de AMLO como presidente, el posicionamiento de Morena como movimiento y partido político en plena “metástasis” y la 4T asumiéndose como ideario político nacional tiene nerviosos a muchos y por eso marchan; aunque muchos lo hagan con la bandera del patriotismo en una mano y el pasaporte extranjero recién adquirido en la otra…es decir: Marchan pero “con un pie en el estribo”. “Marcho, pero si la cosa se pone fea, me marcho….¡y ai’ se ven!” -dicen.
De entre todas las divisiones que AMLO ha provocado con su discurso, quizás la más notoria se la del ahora “odio de clases”, cosa que ha sido bastante notoria en la mayoría de las marchas multitudinarias que se han organizado contra las iniciativas presidenciales. Es fácil notar que una gran cantidad de participantes en esas protestas son personas de clase media, media alta y alta, lo que ha convertido a las marchas en una especie de símbolo de estatus; lo cual no está mal, después de todo, cada chango a su mecate. Y es que, como decía mi abuela cuando se trajo sus dólares a México convirtiéndolos a moneda nacional y se le vino encima ferozmente la devaluación del peso, mermando sus ahorros de toda la vida a la mitad en tiempos de López Portillo, y (cual si fuera la precursora de Arjona) mi abuela acuñó esta fase lapidaria: “El problema no es ser pobre, el problema es empobrecerse”. Y sí, “bienaventurados los pobres…pero que desgracia para el que se empobrece.”
En fin, la participación ciudadana activa siempre es buena y mejor aun cuando es pacífica, racional y bien informada. Por eso, ahora que se manifiesta la inquietud, y así, “sobre la marcha” hay que informarnos bien sobre el tema del que nos vamos a manifestar ya sea en apoyo o en protesta, debemos diferenciar las políticas públicas de la animadversión personal, antepongamos la razón a la pasión, (recordemos que el amor es ciego, pero el odio tambien), conozcamos las trayectorias de quienes lideran los movimientos ya sean a favor o en contra, y sobre todo, identifiquemos a nuestros representantes en el congreso, debemos saber quienes son nuestros diputados y senadores y cuales son sus vías de contacto, ya que ellos serán los que voten o veten las iniciativas. Así…sobre la marcha, apretando el paso, hacia cualquiera que sea nuestra auténtica convicción, aprendemos juntos a ser mejores ciudadanos…sobre la marcha.