Aguascalientes / Feb. 23.-
La pena se esconde en una bolsa de papel de estraza, de esas que guardan el pan duro, desabrido, destinado al deshecho, sí, como el Necaxa que parece destinado a terminar en Primera A. Al menos así se exhibió este domingo ante Cruz Azul que aprovechó la desgracia del rayo par volver a ser de los que ganan y golean, por eso hoy el azul tundió 4-2 a un Necaxa que da pena, mucha pena.
Cruz Azul no ganaba desde hace cuatro fechas, Necaxa no lo ha hecho en lo que va del Clausura 2009: duelo de desesperados, aunque en la desesperación también hay grados y el de Necaxa es rojo, tanto como el rostro de Raúl Arias, impotente cuando ve cómo su equipo regala: 1-0 y 2-0. Encorajinado, quizá, porque la campaña pasada él era feliz en San Luis, superlíder del Apertura 2008, y que hoy conduce al sotanero que presagia descenso y por consiguiente el desempleo para el timonel.
Cruz Azul se encontró ante el mejor rival para sacudirse su ayuno de triunfos y tantos, porque Necaxa, sí el Necaxa de Arias, no defiende. Al menos no hay sino forma de explicarse que en un centro de Jaime Lozano Cristian Riveros se hubiera movido a placer en el área hasta quedar solito, presto para el salto y el remate que alejó abajo y a la izquierda de Jorge Bernal.
Y si la ventaja cementera llegó fácil, al segundo sólo le faltó el moño. Fue en un tiro de media distancia. Lozano al cobro y el disparo al poste del portero, ¿y Bernal? petrificado, con la mirada bien puesta en el viaje del balón a la red.
La reacción necaxista incluyó hasta adorno. Un sombrerito de Marco Antonio Gómez sobre el Cata Domínguez para recortar la distancia.
Efímero, porque la defensa rojiblanca no marca. Por eso Luis Ángel Landín tuvo su remate a placer al servicio de Ovelar en una descolgada que Torrado inició en el medio campo para el 3-1, antes del descanso.
Pero ni el complemento sacudió el orgullo de los Rayos. Cruz Azul se mantuvo como dueño del cotejo, con todo y el tanto de Alfredo Moreno para el segundo tanto local.
No, el azul tenía amplitud con César Villaluz y Jaime Lozano. Peligrosidad con las llegadas de Ovelar y Landín, más si Edgar Solano y Marvin de la Cruz se dedicaban sólo a perseguir en lugar de tirarse como perros de presa sobre el balón.
Por eso Landín marcó el cuarto. Lo hizo en jugada solitaria desde la banda izquierda. Arrastró la marca, fue hacia el centro, con los zagueros a distancia y cuando estuvo cómodo disparó y anotó el 4-2 definitivo.
Cruz Azul renovó sus bonos. Ganó de nuevo y demostró que sus artilleros están con la carabina lista. De Necaxa sus aficionados se esconden en bolsas de estraza, esas que guardan el pan duro, desabrido, tanto como el Necaxa.
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