Ciudad del Vaticano.-
El Papa Francisco cuestionó hoy a una multitud reunida en la Plaza de San Pedro para la misa del Domingo de Ramos qué actitud tienen ellos en la vida, si son traidores, indiferentes o tibios respecto a Dios.
Desde el atrio de la Basílica vaticana, el Papa recordó el pasaje del evangelio del día, que narra los apóstoles que duermen, el beso de Judas, el arresto de Jesús, la negación de San Pedro, para luego preguntarse repetidamente si “soy yo” como alguno, o cómo cuál de quienes vivieron esos momentos trágicos de la pasión.
“¿Soy como los discípulos que no entendían nada, se dormían mientras el señor sufría?. ¿Mi vida está dormida?. ¿Soy como los discípulos que no comprendían qué significase traicionar a Jesús?, o como el discípulo que quería solucionar todo con la espada”, disparó.
“¿Soy como Judas, que finge amar y lo besa, para entregarlo?. ¿Soy yo traidor?. ¿Soy yo como los dirigentes que quieren hacer el tribunal rápido y buscan falsos testimonios?. ¿Soy yo como ellos?. ¿Cuándo hago estas cosas, si las hago, pienso que con esto salvo al pueblo?”, agregó.
En su discurso, el pontífice dejó de lado completamente el texto que tenía preparado e improvisó sus palabras.
Preguntó si los fieles son como Poncio Pilato, que ante una situación difícil se lavó las manos, o si son capaces de asumir su responsabilidad o dejan condenar y condenan ellas a las personas.
“¿Soy yo como aquella multitud, que no sabía bien si estaba en una reunión religiosa, en un juicio o en un circo, y elige a Barrabás?. ¿Soy yo como los soldados que golpean al señor, le escupen, lo insultan, se divierten con la humillación del señor?”, sostuvo.
“¿Soy yo como el cireneo, que volvía del trabajo, cansado pero tuvo la buena voluntad de ayudar al señor a llevar la cruz?. ¿Soy yo como aquellos que pasaban delante de la cruz de Jesús y hacían bromas, diciendo que si era tan valiente que bajase de la cruz y ellos creerían?”, añadió.
Continuó preguntando si ellos son como las mujeres valientes y la mamá de Jesús; como José, el discípulo escondido, que lleva con amor el cuerpo de Cristo para darle sepultura; o como las dos Marías, que se quedan en la puerta del sepulcro llorando y rezando.
“¿Soy como los dirigentes que fueron Pilato y le dijeron: ‘mire que este decía que iba a resucitar’. Y entonces bloquean la vida, el sepulcro, para defender la doctrina, para que la vida no surja”, insistió.
“¿Dónde esta mi corazón, a cuál de estas personas yo me asemejo? Que esta pregunta nos acompañe durante toda la semana”, ponderó.
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