Cd. del Vaticano-
El Papa Francisco pidió hoy mantener los “ojos abiertos” en la admisión de jóvenes que quieren ordenarse como sacerdotes, ya que hay muchachos que buscan estructuras fuertes que los defiendan, como el ejército, la policía o el clero.
En un discurso a los participantes en un simposio de la congregación para el clero, en ocasión del 50 aniversario de los decretos conciliares “Optatam totius” y “Presbyterorum ordinis”, Francisco dijo que al aceptar a jóvenes en los seminarios se debe buscar su salud espiritual, material, física y psíquica.
Recordó que en 1972, cuando había apenas sido nombrado maestro de novicios, una psicóloga encargada de aplicar exámenes de personalidad a los candidatos al seminario le dijo que hay jóvenes que saben inconscientemente estar enfermos psiquicamente y buscan estructuras fuertes que los defiendan.
Según Francisco, la psicóloga le preguntó si nunca se había cuestionado porque había tantos policías torturadores.
“Entran jóvenes, parecen sanos, pero cuando se sienten seguros la enfermedad comienza a manifestarse, estos enfermos inconscientes buscan instituciones fuertes: la policía, el ejército, el clero”, señaló.
El Papa también dijo no sentir confianza en jóvenes “demasiado fundamentalistas”, ya que dentro de ellos “hay algo que no funciona”. Por eso llamó a mantener los “ojos abiertos” sobre la misión de los jóvenes en los seminarios.
Recordó que “los sacerdotes están tomados de entre los hombres y constituidos en favor de los hombres en las cosas que pertenecen a Dios, para ofrecer dones y sacrificios por el perdón de los pecados, por lo tanto viven en la tierra con otros hombres como hermanos entre hermanos”.
“Los sacerdotes también tienen una historia: no son hongos que brotan repentinamente en la catedral el día de su ordenación. Es importante que los formadores y los mismos lo recuerden y sepan tener en cuenta la historia personal a lo largo del camino de la formación”, anotó.
El pontífice dijo que un buen sacerdote, por lo tanto, es ante todo un hombre con su propia humanidad, que conoce su propia historia, con sus riquezas y sus heridas, y ha aprendido a hacer las paces con ella, llegando a la serenidad de fondo, “propia de un discípulo del Señor”.
“Nosotros, los sacerdotes somos apóstoles de la alegría, anunciamos el Evangelio, es decir la ‘buena noticia’ por excelencia; ciertamente no somos nosotros los que damos fuerza al Evangelio, -algunos lo creen -, pero podemos favorecer u obstaculizar el encuentro entre el Evangelio y las personas”, señaló.
En otro discurso a los obispos alemanes en visita “ad limina”, el Papa recordó el momento “excepcional” que atraviesa Europa debido a las migraciones masivas de personas que huyen de la guerra o de las persecuciones y a quienes la Iglesia cristiana y muchos ciudadanos de ese país los acogen.
También se refirió a la “erosión” de la fe católica en Alemania que ha llevado en las últimas décadas a una enorme disminución en la participación en los sacramentos y en la misa dominical.
Ante ello, el Papa subrayó la necesidad de superar “la resignación que paraliza” y tomar inspiración en la vida de los primeros cristianos, como los cónyuges Priscila y Aquila.
Ellos, dijo, “fueron testigos con palabras convincentes, pero sobre todo con su vida, de que la verdad, basada en el amor de Cristo por su Iglesia, es verdaderamente digna de fe y abrieron su casa para la proclamación del Evangelio”.
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