Washington, EU.-
En una nueva muestra de su vacilante estrategia hacia Siria e Irak, el presidente Barack Obama dejó este viernes atrás sus viejas promesas de no mandar tropas a Siria con el envío de un pequeño contingente de fuerzas especiales que coordinarán sus acciones con las fuerzas insurgentes que han contado con el respaldo muy limitado de Estados Unidos.
El anuncio, que intentó presentar como una misión de apoyo, se produjo al mismo tiempo que el secretario de estado, John Kerry, participaba en una mesa de negociaciones en Viena con la esperanza de alcanzar un acuerdo con Rusia e Irán para negociar un proceso de transición en Siria.
“El papel de estas fuerzas especiales en Siria será limitado”, aseguró el portavoz de la casa blanca, Josh Earnest, al asegurar que su misión “no será de combate” y se limitará a ofrecer asesoramiento, entrenamiento y un mayor apoyo logístico para que la campaña de bombardeos aéreos sea más efectiva.
Fuentes del pentágono confirmaron que la labor de los comandos de fuerzas especiales, que en principio podrían ser de hasta 50 efectivos que se desplazarán a bordo de helicópteros apache, será de “asesoría y asistencia” a los rebeldes moderados que hoy enfrentan problemas de desabasto de armamento y munición.
Como parte de este cambio de estrategia, el presidente Obama también autorizó ampliar el despliegue de aviones de combate A-10 Warthog y F-15 en la base aérea de Incirlik, en Turquía. También ordenó reforzar un grupo de trabajo para comandos de fuerzas especiales en Irak para tratar de recuperar el terreno perdido en ciudades como Ramadi y Mosul.
La ayuda de las fuerzas especiales en Siria se concentrará en el norte del país donde operan las fuerzas del ejército kurdo, las únicas que han dado muestras de su capacidad de combate ante las milicias del Estado Islámico (EI).
“Estas tropas, que estarán en riesgo constante, van ayudar a fuerzas kurdas y rebeldes para ayudarlos a planear sus ataques y a respaldarlos con el suministro de munición y armamento”, dijo Earnest al añadir que también recolectarán inteligencia y ayudarán a que los ataques de la aviación sean más eficaces contra las fuerzas del EI.
La versión de que las fuerzas especiales que comenzarán a operar en Siria no participarán en misiones de combate, fue criticada abiertamente por algunos analistas que señalaron que el envío de estos contingentes es la muestra más fehaciente del fracaso de la estrategia que EU ha seguido hasta ahora. “Esta es una misión de combate a pesar de lo que diga la casa blanca”, dijo el analista militar, Scott Man.
“Esta decisión es el reconocimiento más evidente de un fracaso. Y al mismo tiempo de que es necesario hacer algo en Siria”, añadió.
Earnest insistió en que el presidente Obama “sigue considerando que la solución en Irak y en Siria no es militar, sino política” y en la que la continuidad del presidente Bashar al-Assad es imposible. “El régimen de Assad ha perdido su legitimidad”, dijo.