Washington, E.U.-
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, declaró a Venezuela una “emergencia nacional” ante la “amenaza inusual y extraordinaria” que representan las acciones del gobierno de Nicolás Maduro para la “seguridad nacional y la política exterior de EU”. Con esta acción ejecutiva, el mandatario ordenó sanciones contra siete funcionarios venezolanos acusados de incurrir en o alentar la sistemática violación de los derechos humanos y la persecución política, o atentar contra la libertad de expresión.
Además, Washington indicó estar “profundamente preocupado por los esfuerzos del gobierno venezolano para aumentar la intimidación sobre los adversarios políticos” y la “criminalización de la disidencia”.
La respuesta del gobierno de Venezuela no se hizo esperar. El presidente Nicolás Maduro acusó a Obama de buscar “derrocar mi gobierno e intervenir Venezuela para controlarla. (…) Por eso han dado este paso el día de hoy (lunes)”. En cadena de radio y tv, Maduro aseveró que: “Obama ha dado el paso más agresivo, injusto y nefasto que jamás se haya dado desde EU contra Venezuela”.
Además, anunció que este martes presentará a la Asamblea Nacional un proyecto de ley habilitante, a fin de adquirir poderes especiales para dictar leyes en respuesta al anuncio de EU.
La cancillería llamó a consultas a su encargado de negocios en Washington, Maximilien Sánchez, y el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, dijo que EU planificaba “ataques militares” contra Venezuela, pues es el tipo de resoluciones que usa “el imperio” cada vez que va a atacar a un pueblo.
Por su parte, la Casa Blanca precisó que las sanciones no tienen como objetivo al pueblo de Venezuela, “sino a aquellos funcionarios o individuos que han incurrido en la sistemática violación de los derechos humanos, la persecución de los opositores políticos y la escalada de la violencia”.
“Hemos visto muchas veces que el gobierno de Venezuela trata de distraer de sus propias acciones al culpar a EU u otros miembros de la comunidad internacional por los eventos dentro de Venezuela”, indicó en un comunicado el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, al acusar al gobierno del presidente Nicolás Maduro de “falta de seriedad” para enfrentar y resolver una situación de la máxima gravedad.
Las sanciones colocan a Venezuela como el primer adversario ideológico de EU en el continente, estandarte que durante décadas ostentó el gobierno comunista de Cuba.
Las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos han pasado por diversos altibajos desde que a finales de 2010 retirarán sus respectivos embajadores.
Las sanciones incluyen el retiro de visas para los funcionarios involucrados, así como la congelación de las cuentas bancarias e inmuebles de siete funcionarios, algunos de mediano rango, pero de significativa importancia para el régimen de Maduro: el director del servicio de inteligencia, Gustavo Enrique González López; el director de operaciones de la Guardia Nacional Bolivariana, Antonio José Benavides Torres; el director de la Policía Nacional, Manuel Eduardo Pérez; la fiscal nacional de la oficina del ministerio público, Katherine Nayarith Haringhton; el ex comandante de la Guardia Nacional, Justo Noguera Pietri; Manuel Gregorio Bernal Martínez, ex director general del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, y Miguel Alcides Vivas Landino, inspector general de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).
Del paquete de sanciones han sido excluidas acciones contra el sector petrolero venezolano, que es la principal fuente de ingresos del gobierno.
Tras casi dos años de permanecer en calidad de observador impasible, el gobierno estadounidense ha decidido que ha llegado el momento de combatir la escalada de violencia contra miembros de la oposición que han sido objeto de persecución y encarcelamiento.
Las sanciones anunciadas por EU han sido acompañadas con una clara exigencia: la liberación inmediata de todos los presos políticos y el reinicio del diálogo para evitar que la escalada de la violencia vaya a más: “El gobierno de Venezuela debe liberar a todos los prisioneros políticos, que incluyen a docenas de estudiantes, al líder de la oposición, Leopoldo López y los alcaldes Daniel Ceballos y Antonio Ledezma”, consideró EU.
“La única manera de resolver los problemas de Venezuela es a través del diálogo verdadero, y no deteniendo a los oponentes e intentando silenciar las críticas”, añadió la Casa Blanca, al insistir en que el pueblo de Venezuela “se merece” un gobierno que respete sus compromisos en el marco de la Carta Democrática Interamericana y otros instrumentos de derechos humanos.
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