México, D.F. / Febrero 9.-
La exposición “Teotihuacan. Ciudad de los dioses”, conquista con su “belleza” arqueológica a los visitantes a museos de países del continente europeo, entre estos: Francia, Suiza, Alemania e Italia.
Esta exposición es la de mayor magnitud que se haya montado en los últimos años sobre la cultura teotihuacana, y su gran aceptación en Europa se refleja en la afluencia de más de 350 mil personas que la han admirado durante su recorrido por museos de los países citados, según destaca un boletín del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En esta muestra se incluyen desde los objetos localizados en los albores de la centuria pasada en las exploraciones dirigidas por Leopoldo Batres, hasta los más recientes localizados en el Palacio de Xalla, al norte de la Pirámide del Sol.
Esta magna exhibición, compuesta por cerca de 450 piezas arqueológicas reunidas a lo largo de cien años de exploraciones en ese sitio prehispánico, contiene: una pintura mural, esculturas en piedra, estatuillas trabajadas en obsidiana, bellos recipientes de cerámica, suntuosos ornamentos de joyería prehispánica, máscaras rituales, algunas recubiertas de turquesa, además de figurillas de animales mitológicos de gran importancia en Mesoamérica, como el jaguar y la serpiente, elaboradas en diversos materiales.
Entre las piezas emblemáticas destacan el “Gran Jaguar de Xalla”, una fachada escultórica (descubierta hace pocos años) que conserva gran parte de su policromía; y el llamado “Disco de la Muerte”, figura en piedra que alude al misterioso fin de esta antigua civilización.
Otros objetos proceden de las exploraciones del “Proyecto Pirámide de la Luna”, realizadas entre 1998 y 2004: figurillas, orejeras, pendientes y cuentas esféricas, hallados en ofrendas asociadas a la consagración de las diferentes etapas constructivas de esta edificación.
El 95 por ciento de las piezas pertenecen a colecciones mexicanas, en su mayoría acervos de museos y zonas arqueológicas bajo custodia del INAH, principalmente del Museo Nacional de Antropología y el resto pertenece a colecciones europeas, como museos etnográficos alemanes y el Quai Branly, de París, Francia.
Ideología, poder, arte, sociedad, religión, guerra, tradiciones, vida cotidiana y por supuesto la influencia que legó la civilización teotihuacana a las diferentes culturas prehispánicas, son los temas entrelazados por esta selección de piezas, curadas por el arqueólogo Felipe Solís para compartir con el público nacional y extranjero.
La muestra aborda, entre otros aspectos, la cronología del desarrollo de Teotihuacan, establecida a partir de análisis de cerámica en tanto que no existen testimonios de escritura, y establecida en seis periodos: Patlachique (150-1 a.C.), Tzacualli (1-150 d.C.), Miccaotli (150-225 d.C.), Tlamimilolpa (225-350 d.C.), Xolalpan (350-550 d.C.) en el que la ciudad tuvo su máximo esplendor, y Metepec (550-650 d.C.) que concluye con la destrucción de los símbolos del poder estatal mediante un gran incendio.
La muestra también habla del urbanismo y la arquitectura, toda vez que la planificación de Teotihuacan está basada en los astros, a partir de los que trazaron un eje principal en la urbe (Calle de los Muertos), cuatro barrios y una serie de conjuntos habitacionales.
Toca también distintas expresiones del arte teotihuacano, como la escultura de gran formato, que da cuenta al visitante de la necesidad de la sociedad teotihuacana por crear una identidad como metrópoli. Presenta fragmentos de pintura mural, en los que destacan aves mitológicas, representaciones de Tláloc (dios de la lluvia) y elementos de guerra.
Otro aspecto importante que se explica en el recorrido de la exhibición es el poder, a partir del control que debió ejercer el soberano mediante las actividades comercial y bélica, aunque recientes estudios indican que pudieron detentarlo simultáneamente varios gobernantes.
La cosmovisión se describe a través de las deidades teotihuacanas: Tláloc, Quetzalcóatl, Chalchitlicue, y de rituales celebrados en torno a los dioses, como el sacrificio y el Juego de Pelota. La curaduría también da cuenta del esplendor de los talleres, donde se produjo cerámica popular y selecta, como ejemplo están los braseros y vasos, así como objetos de piedra y plumas.
La itinerancia de esta exposición, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), ha permitido que en otras latitudes conozcan a una de las civilizaciones antiguas más importantes de América, así como la difusión a nivel internacional del conocimiento alcanzado sobre esta cultura a lo largo de un siglo de investigación arqueológica.
Esta muestra ya se presentó en la “Nave Lewis”, en Monterrey, Nuevo León, donde fue recorrida por 75 mil personas, y después estuvo en el Museo Nacional de Antropología, ciudad de México, donde registró 80 mil visitantes.
“Teotihuacan. Ciudad de los dioses” arribó al Museo Quai Branly, en París, Francia, donde cautivó a 236 mil visitantes, según cifras de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Luego de su estancia en la capital francesa, la muestra se llevó al Museo Rietberg, en Zurich, Suiza, seguido del Martin Gropius Bau, de Berlín, Alemania, recintos donde el público europeo ha tenido la oportunidad de conocer ocho siglos de historia de la urbe teotihuacana, la cual se desarrolló en más de 20 kilómetros cuadrados y llegó a ser la sexta ciudad más grande del mundo en su tiempo (150 a.C. a 650 d.C.).
La muestra viajará a la península Ibérica, para exponerse a finales de marzo próximo en el Forum “La Caixa”, de Barcelona, España, y posteriormente en Madrid, hacia finales de julio venidero, en la actualidad se presenta en el Palacio de las Exposiciones, en Roma, Italia, donde permanecerá hasta finales de febrero.