México, D.F. / Nov. 1
Una voz masculina con acento norteño que se negó a identificarse avisó al número de denuncia ciudadana de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) el 24 de septiembre, a las 14:00 horas: en una casa con portón blanco, en la sierra de Antúnez, Apatzingán, estaban las personas que lanzaron las granadas en Morelia el 15 de septiembre.
La voz detalló cómo estaban Juan Carlos Castro, Julio César Mondragón y Alfredo Rosas, dar su descripción física, los supuestos apodos con que eran conocidos y datos para ubicar el inmueble.
El denunciante aseguró que eran Zetas y agregó que “sus compañeros los amarraron en esa casa para evitar que quieran desertar porque están arrepentidos de lo que hicieron”. urgió.
La defensa de los acusados se pregunta quién podía ganarle a la SIEDO, si supuestamente sus propios compañeros los habían levantado y destaca que esas bandas no suelen entregar a la policía a quien los traiciona, pues los ejecutan.
Al día siguiente, José Martín Zarza Escamilla, Armando Javier Rojo Aguilar e Ignacio Moreno Aguilar, elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI), se trasladaron al inmueble y encontraron a los ahora arraigados quienes coincidentemente eran las personas que se les había ordenado localizar y presentar.
En su parte informativo aseguran que Juan Carlos, Julio César y Alfredo confesaron ser los autores del atentado y dijeron que Los Zetas los tenían ahí “porque pensaron que nosotros desertaríamos de la organización y pondríamos en riesgo la identidad de varios otros integrantes del grupo”.
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