Un grupo armado desafió y se enfrentó ayer a soldados, policías estatales y federales durante una secuencia de seis enfrentamientos en el transcurso de una persecución de más de 100 kilómetros en el Bajío, que dejó un saldo de 14 heridos, cinco de ellos civiles (hombres, mujeres y niños) y 15 detenidos.
La persecución comenzó tras el ataque que hizo el grupo a una estación de Policía en un poblado de Jalisco, colindante con Guanajuato, donde hirieron a dos agentes, y continuó en un zigzagueante recorrido que fue movilizando fuerzas locales y federales tras seis vehículos del comando armado por carreteras y uno de los principales bulevares de esta ciudad. Doce de los presuntos sicarios del narcotráfico fueron detenidos finalmente en León.
Este episodio de cuatro horas culminó una intensa jornada militar en otras partes del país, donde el Ejército Mexicano cazó y atacó a bandas armadas en Guerrero y Sonora, con un saldo de dos criminales muertos y seis detenidos.
La conclusión de los enfrentamientos en el Bajío se dio a escasos 30 kilómetros de la residencia del ex presidente Vicente Fox, quien aparentemente no se encontraba.
Los hechos coincidieron con la aceleración de patrullajes militares en diversas regiones del país y de retos abiertos al Ejército, como en Morelia, donde una facción del grupo La Familia, principal sospechoso del atentado del lunes, colocó mantas para expresar su solidaridad con el pueblo michoacano, sin importar que la capital esté totalmente militarizada.
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