Ciudad de México
La madrugada de este 6 de febrero se registró el avistamiento de un “meteorito” al norte de México, documentada por cientos de usuarios de redes sociales que captaron el momento en el que, el objeto astronómico, penetró a la Tierra, pero no se trataba realmente de un meteoroide, sino de los fragmentos de un cohete de SpaceX y la NASA, que tras ser lanzado en 2017, finalmente terminó la última etapa de la misión de observación climática.
El vehículo espacial formó parte del lanzamiento de “EchoStar23”, un tipo de satélite, característico por su flexibilidad, que ofrece servicios satelitales a través de ocho distintas ranuras orbitales. Desde 2014, tres años antes que este sistema espacial comenzara con actividades, se previó que tendría una vida útil de 15 años, aproximadamente.
Un meteorito es denominado como un cuerpo rocoso que proviene de fragmentos de asteroides o cometas, los cuales alcanzan distancias semejantes a la de un planeta y, sin embargo, también se aproximan y penetran dentro de la superficie de la Tierra. Esto se debe a la fuerza de gravedad de nuestro planeta que los atrae hacía ella. Cuando un meteorito se introduce a nuestra atmósfera, se desintegra dejando a su paso una ráfaga de luz. Este remanente es conocido, comúnmente, como “estrella fugaz”.
A su vez, cuando un satélite vuelva a la Tierra, luego de cumplir objetivos espaciales, genera un aspecto similar al de un meteorito, al producir un espectáculo de luces en el cielo, pero no es más que un cohete desintegrándose en la Tierra.
Esta no es la primera vez que un cohete de SpaceX es confundido con un fenoméno astronómico. El pasado marzo, otro de los cohetes Falcon 9, que transportada un lote de satélites Starlink, cayó fallidamente en la Tierra, pues, cabe recordar, que el propietario de esta empresa, Elon Musk, ha optado por reciclar vehículos, que vuelven a nuestro planeta, luego de estar en órbita, para cumplir con más y nuevas funciones. Lo que ocurrió en aquella ocasión fue un problema de logística, por lo que el vehículo no aterrizo en óptimas condiciones.
Pese a que la caída del cohete causó revuelo en redes sociales, el impacto de “basura espacial” contra la Tierra es más común de lo que parece, sólo que, en su mayoría, se tratan de fragmentos de vehículos espaciales mucho más pequeños, de un orden menor a una tonelada, por lo que pasan inadvertidos para el ojo humano.
A la postre, el astrónomo Gianluca Masi dijo que aún tendremos la oportunidad de ver la forma en que los fragmentos del cohete entran a la Tierra. Esto sucederá -según explicó- el próximo 8 de febrero, pues se encontrará más próximo a la Tierra a 45 mil kilómetros, aproximadamente.