México, D.F. / Nov. 2
El investigador Federico Navarrete Linares, de la UNAM, descartó que la tradición del Día de Muertos esté amenazada, pues a diferencia de décadas pasadas, cada vez es más frecuente la colocación de ofrendas.
En entrevista, el integrante del Instituto de Investigaciones Históricas de la máxima casa de estudios del país mencionó que hay ofrendas en las instituciones, las casas de las familias y los pueblos, pues diversos círculos de la sociedad le dan significados diferentes.
De acuerdo con el experto, en algunos ámbitos, principalmente los rurales, lo que importa de estas fechas es la convicción de que los difuntos visitarán a sus familiares que aún viven, por lo que se trata de una ocasión muy importante en la que se debe preparar el mejor agasajo posible.
En cambio, en otro contexto, fundamentalmente en la ciudad, lo que importa es la idea de que se debe conservar la tradición, pues es un símbolo de la mexicanidad e identidad nacional, por lo que la consideran valiosa y, por lo tanto, vale la pena defenderla, expuso.
El historiador destacó que los festejos para recordar y honrar a los muertos existen en muchas partes del mundo, pues el culto y la relación con los antepasados son muy importantes para muchas culturas, por ejemplo la china.
Sin embargo, la forma en que se expresa en México es particular, toda vez que existe una combinación especial entre las tradiciones prehispánicas y las mediterráneas de origen europeo que le han dado la forma que tiene actualmente.
Aquí se unen los cultos católicos e incluso anteriores a éste procedentes de Europa y que le daban mucha importancia a la relación con los difuntos, aunque el énfasis era ayudar a que las almas siguieran el camino para llegar al Cielo.
En tanto, la idea prehispánica se distinguía por la continuada presencia de las almas en la Tierra, al lado de los vivos, señaló el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“En la tradición indígena hay una idea de que el cuerpo y el espíritu no se contraponen, sino que son parte de la individualidad de la persona. El darle de comer al difunto y otorgarle todo aquello que le gustaba a su cuerpo es una manera de agasajarlo no sólo en espíritu, sino como un individuo de carne y hueso”, refirió.
Navarrete Linares consideró que el auge de la tradición es, en parte, una reacción contra el denominado “Halloween”, cuya llegada en los años 60 o 70 fue considerada una amenaza a una tradición que es más auténticamente mexicana, por lo que se fomentó el Día de Muertos como una respuesta.
“No pasará de moda recordar a la gente querida que ya no está con nosotros o pretender mantener un vínculo con ellos, pues esa relación va al corazón del ser humano. No olvidemos que buena parte de lo que hacemos es un combate o un enfrentamiento con la muerte”, puntualizó.
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