El cártel de La Familia, que surgió a principios de esta década bajo el abrigo de Los Zetas, sufrió una fragmentación en cuya estela disputan rutas de distribución, nuevos mercados y cumplimiento de viejos pactos políticos con autoridades locales, y que tuvo como último corolario el atentado en esta ciudad la noche del 15 de septiembre.
El detalle de la ruptura de este cártel se encuentra contenido en la investigación de la PGR sobre el atentado narcoterrorista, que se está centrando en determinar cuál de las cuatro facciones en las que se dividió esta banda delictiva es la autora intelectual y material del crimen.
De acuerdo con las investigaciones de la PGR, La Familia está dividida en un grupo que llaman “históricos”, con un vínculo estrecho con Los Zetas; los “extorsionadores”, relacionados con empresarios y el sector agropecuario; los “cobradores de deudas”, que han empezado a aliarse con el cártel del Milenio, que con el de Sinaloa maneja el mercado de metanfetaminas; y con una cuarta división que está metida en la piratería de películas.
Los diversos grupos están en guerra por Michoacán, el principal corredor de metanfetaminas hacia Tamaulipas, y productor clave de mariguana y amapola.
Según las investigaciones, la ruptura se dio como consecuencia del operativo conjunto que inició el gobierno federal en diciembre de 2006, y que les alteró los mercados, las rutas de distribución, el control territorial y los viejos acuerdos políticos municipales y estatales.
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