¿Cómo no acordarse de aquellos tornamesas manuales marca Phillips, RCA y General Electric que pusieron a bailar a nuestros ancestros al ritmo de rock and roll, chachachá, swing y música disco?
¿O las antiguas máquinas de escribir Remington y Olivetti con las que teníamos que hacer la tarea, moviendo una palanca para pasar al siguiente reglón? El sonido de las teclas y el aroma de la tinta es simplemente inolvidable.
No se digan aquellas estufas a las que se les metía leña para que funcionaran, mientras en los hogares menos acomodados se seguía cocinando con anafres o fogones.
Inclusive, la leche llegaba a nuestra casa recién ordeñada. El ranchero -quien por lo general iba a caballo-, la vaciaba de un recipiente de lámina. En las ciudades más grandes empezaba a venderse en botella de vidrio.
Lejos ha quedado la forma en que las amas de casa fregaban la ropa, ayudadas de un tallador y una batea. Con la comercialización masiva de la lavadora estos objetos que en los años 50 costaban unos cinco pesos comenzaron a desecharse.
De igual manera, con la llegada de los aparatos electrodomésticos a las clases populares a mediados de los años 60, muchos artefactos del ayer (algunos de ellos muy rudimentarios) fueron quedando en desuso, como la plancha de brazas, el molcajete, el metate, las hieleras verticales y los molinos domésticos de grano.
Para Lilia González de Sáenz, quien recién cumplió 85 años, traer a la memoria tales recuerdos es muy satisfactorio. Originaria de Reynosa, esta mujer de esbelta figura hizo un recuento de cómo era de vida en el ayer:
“Por ejemplo, antes teníamos que hervir la ropa para lavarla o partir leña para cocinar. Las tareas cotidianas del hogar eran muy laboriosas. Hoy todo es más rápido porque existen los aparatos que a uno le facilitan la vida”, señaló.
Entrevistada en su domicilio de la colonia Anzaldúas, doña Lilia agregó que sin embargo, su familia siempre tuvo quien le ayudara en las labores del hogar.
“Las personas que trabajaban en el servicio doméstico eran muy buenas y ayudadoras. Al no haber otras fuentes de empleo se dedicaban al trabajo de cocina, de lavado y planchado”, comentó.
Como queriendo revivir antiguos momentos consideró que la distancia entre la manera de pensar de hace 50 años y la de hoy es enorme. En la actualidad, dijo, existen muchas exigencias.
“Nosotros éramos conformistas y las sirvientas nos duraban toda la vida. Era gente muy simpática a la que se quería como de la familia”, evocó.
En referencia a las tecnologías de hoy en día esta ama de casa expresó que se presagiaban grandes inventos, más nunca se imaginó que serían tan adelantados.
Del ventilador al aire acondicionado y del uso de los discos de acetatos al Internet, esta madre de familia ha sido testigo de grandes cambios en la sociedad, siempre de la mano de la ciencia.
“Antes los jóvenes se conocían en las tardeadas o en sus centros laborales, pero los tiempos han cambiado y vemos que hoy también lo hacen conectados a una computadora”, examinó.
LO QUE EL TIEMPO SE LLEVO
Pero hay costumbres que también han ido desapareciendo paulatinamente tal es el caso de los juegos tradicionales:
¿A quién se le ha olvidado que entre las diversiones favoritas de los jóvenes y niños estaban las canicas, el trompo, el balero, las matatenas y el yoyo?
¿O deslizarse sobre las avalanchas, los patines de fierro y andar en triciclos Vagabundo y Apache; brincar la cuerda, girar el hula hula y fantasear con muñecos luchadores, soldados y vaqueros del viejo oeste?
Sin embargo, surgió un pasatiempo que se convirtió en un hito para las multitudes, el cual atrajo la atención de los menores y puso en segundo plano a las distracciones clásicas de ese tiempo para ver cómo un dibujo animado llamado Pacman se comía puntos y esquivaba fantasmas: se trata del Atari.
Esta empresa estadounidense (fundada por los ingenieros Nolan Bushnell y Ted Dabney) le dio un giro al uso de la tecnología en el mundo del entretenimiento y la industria de los juguetes. Posteriormente lo secundaron con grandes innovaciones Nintendo y Sega.
De todas formas, aún era difícil imaginarse que en el futuro se podía hacer lo mismo desde un teléfono móvil, una computadora portátil o un reloj. Lo cierto es que aunque sólo unas décadas separan al presente de tales inventos -desde la consola del Atari al Xbox de Microsoft-, el camino recorrido ha sido muy largo.
¿Quién diría que una televisión blanco y negro con dimensiones de casi un metro cuadrado donde veíamos a Jacobo Zabludovsky dar las noticias pudiera reducirse a cinco centímetros de anchura que tiene una pantalla de plasma o cristal líquido?, ¿O que estos mismos aparatos brindaran la sensación de estar en una sala de cine?
En los años 60 por ejemplo, era atrevido mencionar que millones y millones de personas en el mundo se comunicarían a través de una red, pues las computadoras de ese entonces eran tan grandes como un auto.
Más lunático resultaba quien decía que cualquiera tendría una cámara fotográfica o un teléfono, pero hoy es una realidad y la sencillez con que pueden obtenerse imágenes es sorprendente con la tecnología digital, como tan fascinante resulta escuchar a una persona a miles de kilómetros de distancia y de paso observarla en una cámara. Así son las tendencias de la ciencia.
ATRAPADO EN LOS 80
De los artículos que surgieron a comienzos de los años 80 destacan precisamente los celulares “de ladrillo”, que eran enormes y pesados. En la actualidad son un ameno tema de conversación pues hay teléfonos que son del tamaño de un llavero.
No podían quedarse atrás las reproductoras de cintas magnéticas que los jóvenes portaban gustosos sobre los hombros. Raro sería que hoy a alguien se le ocurriera salir a la calle con una grabadora de esas y ponerse a escuchar al rapero Vanilla Ice o al grupo New Kids on the Block.
La juventud prefiere el Ipod de Apple, el equivalente a un walkman, pero en pequeño y sin casete ni discos compactos de por medio.
Este invento ha revolucionado la vida cotidiana al grado que en su pantalla de cuatro centímetros pueden observarse videoclips y hasta películas. El propio Julio Verne (inventor, futurista y creador de Una vuelta al mundo en 80 días) se quedaría asombrado con dicho aparato que cabe donde sea, aunque su costo es cuatro veces mayor al que tenía una tecnología similar en los 80.
La industria de la computación también evolucionó con las Laptops y las Palm´s que caben en la mano, pero mayor mérito tienen quienes llegaron a utilizar la máquina de escribir, porque su uso es evidentemente más laborioso.
Asimismo, quienes conocen de sistemas saben que programas como el Pascal, el Lotus123 y el Dbase estaban de moda y podían verse en un monitor cuyos únicos colores eran el verde y el negro.
Las videocaseteras en tanto fueron desplazadas por los DVD’s y las cámaras de video cambiaron su formato de cinta a un mini disco y memoria digital, pero para la gente mayor las primeras fueron mejores en su tipo.
Lo que no queda en tela de juicio es que si tales objetos se remontaran al pasado (cuando nuestros antepasados solían ir al baño con un olote porque no había papel sanitario), seguramente su dueño sería considerado un dios. ¡Así es la ciencia!
Y aunque para la mayoría de la gente los avances de la tecnología han sido positivos, existen quienes piensan que con ellos las relaciones humanas se volvieron también más impersonales y frías, tal es el caso de Santos Martínez Méndez, de 80 años y quien es originario del municipio de González.
“Son inventos que el hombre ha hecho para mejorar la vida y sí han sido buenos, pero el ponerle el valor a las cosas también ha provocado que las personas se cuiden para que no se las roben.
“Hace unos 50 años todo era muy diferente porque como quiera que sea había más respeto, pero hoy uno tiene que guardar su distancia”, manifestó el anciano entrevistado en la Casa del Adulto Mayor de Reynosa.
Por su lado doña Lilia González de Sáenz comentó que una de las desventajas de la modernidad es que “se ha incrementado el desorden”.
“La gente de hoy no es igual que la de hace décadas, será que ¿Reynosa estaba muy chiquita? Lo cierto es que antes dormíamos con la puerta en par en par y abríamos las ventanas bien a bien y nunca había ningún problema. Los juegos también eran más sanos que los de ahora”, consideró.
FABRICA DE SUEÑOS
Sin dudas la época retro hace soñar a quienes pasaron por ella. Lo mismo piensan los empleados de bazares y en tiendas de antigüedades donde pueden hallarse objetos y piezas que parecieran no tener importancia, pero que también dejaron su huella, como las máquinas de coser Singer, las cuales cada vez tienen menor demanda.
No obstante, muchos vimos a nuestras abuelitas trabajar en ellas y obtener dinero para el gasto.
En otros países la afinidad hacia las cosas del pasado es incluso, un negocio con el que se amasan grandes fortunas, sobretodo cuando el artefacto o prenda en mención es de edición limitada o perteneció a alguna celebridad.
Se llegan a pagar sumas astronómicas por una simple botella de vino, una postal y hasta por la colección de la serie La guerra de las galaxias, porque se vale vivir de los recuerdos.
El deseo de resucitar los viejos tiempos es tal que las prendas de vestir y zapatos deportivos los cuales tuvieron su momento de gloria se han vuelto a comercializar para el gusto de los consumidores, como los tenis Converse, Nike, Adidas y hasta los famosos Panam de Zapaterías Canadá.
Lo que difícilmente volverá a resurgir son los hábitos alimenticios, pues según doña Lilia González de Sáenz, la moda hoy es comer alimentos enlatados.
Antes la obligación de las mujeres era criar a sus hijos en el hogar y elaborar tortillas a mano, pero ahora las guarderías y los negocios de comida rápida han sustituido esa función, dado las necesidades laborales que tiene cada familia.
“Falta ver cómo será la vida dentro de 50 años. Quisiera que fuera muy linda y hermosa; espero que para ese entonces a mis nietos y bisnietos les vaya bien y las cosas mejoren…”, concluyó doña Lilia.
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