REYNOSA, TAM.-
El medio artístico está de luto: hace unos momentos el Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (IRCA), dio a conocer la desafortunafa noticia: “Descanse en paz el maestro José Francisco Ramos Reynoso. Su presencia impulsó siempre el conocimiento artístico musical; su ausencia nos mostrará el florecimiento de lo mucho que sembró.
“El IRCA, con profundo dolor por la partida de uno de sus pilares en la docencia, se une a la pena que embarga a la familia Ramos Martínez y les externa nuestras sentidas condolencias; Pepe Ramos siempre formará parte de la Familia IRCA”, publicó en su sitio oficial.
¿QUIÉN FUE PEPE RAMOS?
El músico Pepe Ramos fue una pieza importante en La División del Norte, uno de los grupos que alcanzó la gloria en el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro en 1971, el cual marcó un parteaguas en la historia de la música y la cultura mexicana. Fue un evento tumultuoso y sin precedentes.
Nació en 1948 en Concepción del Oro, Zacatecas, pero fue tamaulipeco de crianza. Él y sus hermanos son músicos por cuarta generación y todos han destacado a nivel nacional e internacional.
Pepe Ramos fue el primero de su familia en graduarse del Conservatorio Nacional y su hermano Manuel es considerado uno de los mejores violinistas del mundo y estaba por completar los 65 años de trayectoria.
Fue uno de los pocos artistas del norte del país que trabajó en todas la élites musicales en México: “De mariachi, orquestero, tropicalero, rockanrolero, en tríos y hasta en los circos”, comentó de manera espontánea y graciosa hace dos años en una entrevista con Hora Cero.
SIEMPRE SERVICIAL
Ataviado con un elegante saco gris de lana, este personaje tenía tanto qué contar que era dificil saber por dónde dar comienzo.
Paulatinamente desempolvó los recuerdos de su memoria sin jactarse por sus logros que hoy en día las generaciones jóvenes casi no conocen.
Durante varios meses fue trompetista de planta en el palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, acompañando a muchos artistas en sus presentaciones, todos los días y los domingos hasta en tres presentaciones. A lo largo de los años trabajó con diversos grupos y géneros en el teatro Blanquita, el Auditorio Nacional, el Palacio de los Deportes y el Estadio Azteca.
Otros lugares donde tocó son el cabaret Lido de París, Francia; el palacio de Buckingham en Londres, Inglaterra (con la Reina Isabel como espectadora), y el estadio Olímpico de Múnich, Alemania, entre otros escenarios.
“También en Estados Unidos, aunque no tanto como mi hermano Manuel, quien ha trabajado en el Carnegie Hall”, mencionó don Pepe, quien siempre estuvo orgulloso de su familia.
Este hombre alcanzó un currículum envidiable para cualquier músico y aún así durante casi 35 años se dio tiempo para enseñarle música a muchos jóvenes en la sala de su casa.
“Anduve por toda la República Mexicana. A la edad de 14 años yo estaba en La Paz, Baja California Sur trabajando como trompetista. Le pedí permiso a mi papá para calarme solito. Quería ver si me daban trabajo por mí o porque era hijo de mi papá.
“Llegué a Monterrey y agarré trabajo. De ahí me invitaron a Torreón, Coahuila, pues vamos. Ya cuando acordé andaba en Baja California Sur.
“Empecé desde niño a tocar y me atrevo a decir que siempre con un profesionalismo y entrega, porque nunca fue al ahí se va, no. Toqué primero el tololoche, luego la guitarra, después entramos con mariachi mi hermano Manuel y yo. Hoy en día ejectuto 28 instrumentos naturalitos”, enumeró.
Don Pepe, quien después se sumó a La División del Norte, grupo con el cual entró en la historia de la música mexicana, ingresó al Conservatorio Nacional a los 25 años, ya cuando estaba casado y salió con todas las tablas para presentarse en muchos escenarios, siendo uno de los trompetistas más solicitados en el centro del país a mediados de los años 70.
ÉPOCA DORADA
Los productores y los empresarios del medio artístico tenían su agenda con los músicos más importantes y ahí estaba el nombre de Pepe Ramos.
Desde el sur al norte del país trabajó con muchos artistas, algunos de la talla de Lola Beltrán y Luis Aguilar.
“Me tocó acompañar también a Vicente Fernández en el ‘Blanquita’ y Enriqueta Jiménez, conocida como ‘La Prieta Linda’.
“Yo admiro mucho a Vicente porque es el número uno. Se ha mantenido… Pedro Infante no duró tanto, se murió. Javier Solís tampoco. Este güey lleva más de 40 años de ser el número uno y ya cuando parece que no pega otra, nos sorprende con ‘Estos celos”, mencionó hace un par de años.
Como acompañante hubo discos donde quedó impresa la música de Pepe Ramos.
“Recuerdo mucho una canción Golondrinas de los negros con Rigo Tovar. Yo fui mariachi 18 años y en Reynosa, Tamaulipas solamente habemos dos personas que anduvimos con el Vargas de Tecatitlán”, evocó el entrevistado. Relató que el escenario que más le impresionó fue el teatro Blanquita.
También acompañó en sus presentaciones al ballet nacional de Amalia Hernández, a Olga Breeskin y fue compañero de Marco Antonio Campos “Viruta”.
Además se presentó durante ocho meses en el programa Siempre en Domingo, con el Mariachi de Pedro Fuentes y con el México 70 de Pepe López.
“Lo más chingón fue cuando vine con la Caravana Corona aquí a Reynosa, que andaba de gira por todo el país. Traía en un solo elenco a Mike Laure, ‘La Prieta Linda’, Los Xochimilcas, Los Rebeldes del Rock, compañeros de la orquesta de Celia Cruz, y el mariachi Águilas de México de Navarrete, y ahí era donde yo andaba.
“Fue bien bonito con la gira del norte en Ciudad Juárez y Jiménez, Chihuahua; en Lerdo y Durango, Durango; en Torreón y Saltillo, Coahuila; en Monterrey, Nuevo León y en Nuevo Laredo, Reynosa, Río Bravo, Matamoros, Ciudad Victoria, Ciudad Mante y Tampico, Tamaulipas. Es muy lindo que en tu tierra te vayan viendo”, recordó el maestro, quien bromeó al decir que en todos lados le toman como buena su credencial del Conservatorio Nacional.
No obstante, gracias a sus capacidades musicales tuvo la oportunidad de tocar para los presidentes de México y Estados Unidos, Adolfo López Mateos y John F. Kennedy en El Paso, Texas. Al general Josip Broz Tito, de Yugoslavia y a la Reina Isabel II, de Inglaterra.
Otros personajes que conoció fueron el rey Hussein, de Jordania, al guitarrista Frank Zappa; al que considera el mejor trompetista del mundo, don Rafael Méndez, al jazzista Arturo Sandoval y al periodista Jabobo Zabludovsky.
“En México coincidí con muchos músicos tremendos. Del ambiente musical mexicano a los únicos que no acompañé fueron a Javier Solís, a Jorge Negrete y a Pedro Infante, de ahí en fuera a casi todos”, relató.
SUS MEJORES MOMENTOS
Don Pepe expresó que si pudiera elegir cinco sucesos en su vida enmarcaría los siguientes:
“Uno, sería Avándaro, por todo lo que representó, fuimos el grupo sensación con La División del Norte; dos, el trío con mi papá y mi hermano Manuel. Era fenomenal, tocábamos música clásica. Cobrábamos a peseta la canción en el Piedras Negras Bar; el tercero, haber tocado en el teatro Blanquita, más que en Bellas Artes.
“El cuarto: conocer a don Rafael Méndez, el mejor trompetista de todos los tiempos y el quinto: conocer a mi costillita. Es un agasajo”, comentó don Pepe acompañado de su esposa Violeta Martínez Tamez, con quien cumplió el 5 de marzo 46 años de casado.
“Es mi compañera de toda la vida, a ver si lo alcanzamos, porque he estado malito de salud, por eso le pido a mi padre Dios que me sustente”, dijo.
Y precisamente con el compositor Paco Michel protagonizó otra de sus anécdotas, cuando éste le metió una cucaracha debajo de su plato con arroz.
“Y me desquité, le dije de lo que se iba a morir el desgraciado y él risa y risa (carcajadas). Muchos años después en Chiapas estábamos bromeando por aquel hecho”, comentó.
Pepe Ramos siempre tuvo un grupo de colaboradores y le dio trabajo a mucha gente. Todavía en activo lo acompañaban el pianista Mario Martínez y Ricardo González en el bajo, y fue sin duda uno de los personajes que levantaron el nombre de Reynosa.
Confesó que el único sueño que le faltaba por cumplir era tener una orquesta municipal que tocara periódicamente para el municipio de Reynosa.
Don Pepe dejó un vacío que nunca nadie podrá llenar. Su legado es grande como el amor y la amistades que hizo a lo largo de sus 72 años de vida.