Reynosa, Tam.-
Admite que “a veces dan, otras veces no”, el hombre dorado se refiere a las monedas y visita con regularidad la entrada al Puente Internacional Reynosa-Hidalgo.
Toca el caracol marino, como lo hacían los antepasados en la antigüedad, como presagiando que llegarán mejores tiempos.
“Es un trabajo de rituales”, explica, y lo toma con seriedad, esperando que algún automovilista que salga del puente internacional le deje algunos pesos.
También se le ha visto subirse a los camiones urbanos, donde los pasajeros le obsequian algo de su cambio.
Si lo ve por este lugar, busque en sus bolsillos y haga una buena obra, ayudándo a este personaje dorado de la frontera.