Reynosa, Tam.-
Santos Esteban Rivera y Steven Eliseo Rivera Pérez, han viajado miles de kilómetros en busca del sueño americano. A pesar de los peligros que eso implica, se han enfrentado a una serie de obstáculos para llegar a la zona noreste de la frontera de México con los Estados Unidos.
Actualmente se encuentran refugiados en la casa del migrante Senda de Vida de Reynosa, donde han hallado una tienda de campaña para protegerse ante el intenso frío que predomina en la localidad, con una temperatura congelante y sensación térmica de cero grados.
Al interior de la delgada carpa, abrazado el uno del otro, no pierden la esperanza de poder obtener un asilo humanitario que les permita cruzar la frontera. Su fe está puesta en la biblia que tienen en el centro de su modesta habitación, la cual leen durante el día para sacar las fuerzas que necesitan, para resistir todos los embates que se les presenten en el camino.
Sabedores de que la espera puede ser larga, padre e hijo, tendrán que soportar, incluso los climas menos favorecedores en su intento por alcanzar el llamado “sueño americano”.
Los ojos verdes del señor Santos Esteban se ponen rojos, por las lágrimas, al narrar que allá en la región de Morazán, en El Salvador, tuvo que dejar a su esposa e hija, en una separación familiar que duele más que el filoso frío que impera en este territorio donde ahora se encuentran.
Pero es mayor el anhelo por brindarles una mejor calidad de vida que este hombre decidió dejar su trabajo como agricultor para emigrar al norte con su hijo adolescente.
El menor, Steven Eliseo, se sorprende viendo cómo le toman fotografías los reporteros de la frontera. Es alto, para sus 13 años, pero no deja aún de ser un niño en circunstancias difíciles.
Para comer ambos tienen ayuda de este centro de migrantes. En Senda de Vida les han dado lentejas, arroz, café y avena con leche, por lo cual se sienten agradecidos por el cuidado y alimento que reciben.
Al final los une el amor de familia, en una experiencia de vida que se ha hecho más fuerte entre un padre y su hijo, aferrados a subsistir, en las buenas como en las malas.