Ciudad de México.-
La crisis climática no solo afecta al planeta, sino también a la salud mental de las personas. La ansiedad climática o ecoansiedad, es una respuesta emocional ante el cambio climático, que refleja el miedo, la preocupación y la impotencia frente a una crisis ambiental que parece inevitable. Aunque no está oficialmente catalogada como un trastorno mental, esta ansiedad afecta a un número creciente de personas, particularmente a jóvenes y adolescentes que ven el futuro ambiental con incertidumbre.
La ecoansiedad es la preocupación intensa por el cambio climático y sus consecuencias, que surge a partir de las advertencias y evidencias sobre el deterioro del medio ambiente. A diferencia de otros tipos de ansiedad, esta es impulsada por una realidad externa, global y palpable. Según los expertos de Harvard, la ecoansiedad no solo incluye miedo, sino también emociones como tristeza, frustración, culpa e impotencia. Estos sentimientos pueden dificultar la capacidad de una persona para disfrutar de la vida, afectando tanto el bienestar emocional como el funcionamiento diario.
Aunque no está considerada una enfermedad mental, la ecoansiedad puede generar síntomas que impactan negativamente en la vida de quienes la experimentan. Harvard ha identificado los principales signos que indican que alguien podría estar lidiando con esta forma de ansiedad:
Alteraciones en el sueño: La preocupación por el futuro ambiental puede provocar dificultades para dormir, incluso generando pesadillas relacionadas con eventos climáticos extremos.
Problemas de concentración: La constante inquietud hace que sea difícil mantenerse enfocado en tareas diarias, ya que el pensamiento está en el estado del medio ambiente.
Cambios en el apetito: Las preocupaciones sobre el clima pueden generar tanto una disminución como un aumento en el apetito, debido al estrés y la ansiedad.
Aislamiento social: Algunos individuos se distancian socialmente, experimentando tristeza y desesperanza por el estado del planeta.
Irritabilidad: El estrés ambiental puede llevar a una mayor frustración y enojo frente a la falta de soluciones inmediatas.
Pérdida de interés en actividades recreativas: Los pensamientos constantes sobre el cambio climático pueden hacer que la persona pierda interés en disfrutar de las actividades que solía realizar.
¿Cómo manejar la ansiedad climática?
Los expertos sugieren que aceptar y reconocer estos síntomas es el primer paso para gestionar la ecoansiedad. Participar en acciones ambientales, como apoyar causas ecológicas, reducir el uso de plásticos y adoptar prácticas sustentables en el día a día, puede ser una forma de canalizar la preocupación y disminuir la sensación de impotencia. Esto también ayuda a sentir que se está aportando algo positivo al planeta, generando una sensación de control y contribución.
A medida que el cambio climático avanza, la ansiedad climática se está convirtiendo en un fenómeno más extendido. En un contexto en el que las evidencias de la crisis ambiental son cada vez más visibles, entender y atender esta forma de ansiedad resulta esencial para el bienestar mental de la población. Crear conciencia sobre la ecoansiedad es un paso importante para construir resiliencia y adoptar una actitud activa frente a los desafíos que el cambio climático representa para nuestro planeta y nuestras emociones.