México, D.F.-
Un grupo de especialistas del Laboratorio de Alimentos de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) prolongan de manera natural la vida de anaquel del mango niño, gracias al desarrollo de tres biopelículas para su recubrimiento.
En una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la estudiante Sara Elena Hernández explicó que los tratamientos se elaboran con tres frutas: plátano, guanábana y el propio mango niño, abundantes en la región nayarita.
“Dando este tratamiento de recubrimiento se le da un valor agregado. La película biopolimérica es un almidón que se hidroliza y se extrae de diferentes frutos del plátano, mango niño y de la pulpa de la guanábana”, detalló.
“El objetivo es ver cuántos son sus días de almacenamiento para valorar su exportación nacional e internacional”, agregó la también becaria del Conacyt, quien colabora en el proyecto con el doctor en Ciencias, Rosendo Balois Morales, y el maestro en Ciencias, Yolotzin Apatzingan Palomino Hermosillo.
Por su parte, Balois Morales dijo que en la región se le conoce como mango niño a los frutos pequeños de la variedad ataulfo, los cuales no alcanzan su desarrollo fisiológico por las bajas temperaturas que afectan a los árboles durante el periodo de floración.
“De forma específica el mango ataulfo se comercializa con el precio más alto en comparación de las otras variedades del cultivar, gracias a la gran aceptación que tiene en el mercado nacional e internacional por su consumo en fresco”, comentó el científico.
Balois Morales añadió que a este fenómeno se le conoce como estenospermocarpia, el cual interfiere de manera directa con la fertilización y el desarrollo en la etapa temprana del producto.
En este sentido, el doctor en Ciencias indicó que por su tamaño el mango niño carece de valor comercial dentro del mercado, pese a esto la fruta es dulce, con cutícula muy delgada y semilla pequeña.
“Esta variedad tiene una alta incidencia de los frutos que no se desarrollan, es ahí donde radica la importancia de encontrar la forma en que este incremente su valor comercial, disminuyendo las pérdidas durante la etapa de poscosecha y mejorando su presentación”, apuntó el investigador.
“En las parcelas, principalmente del municipio costero de San Blas, se pierde 80 o 90 por ciento de la producción del mango niño, ya que el productor prefiere no recolectarlo porque en el mercado local la variedad no es atractiva para los consumidores”, comentó.
El maestro en Ciencias indicó que uno de los objetivos de la investigación es cambiar la mentalidad de los dueños de cultivos hacia el mango niño.
“Hay mucho fruto niño que se queda tirado en las huertas, pues al productor no le importa, para él es desecho. Nosotros lo que queremos es que el productor lo vea como una oportunidad de mercado”, señaló.
“Incluso en algunos países como Venezuela y China, ya lo están haciendo y el mango es muy costoso. Por eso le estamos aplicando un recubrimiento natural, no hay ningún químico en ello”, destacó.
Luego de diversas investigaciones y pruebas en laboratorio, los especialistas encontraron que el recubrimiento aplicado por inmersión, además de extender por 15 días la vida del fruto aumenta su sabor dulce y mejora su apariencia.
“Lo que crea es una barrera para que el intercambio de gases no sea tan acelerado, el metabolismo es más lento y eso consigue que el fruto tenga más días de anaquel. Queremos alargar esa vida de anaquel pero también darle una mejor presentación, al lavarlo y aplicarle el recubrimiento”, detalló.
“En cuanto a azúcares, está hasta 28 grados Brix, así que es muy dulce y sí notas la diferencia cuando comes un mango niño a uno normal”, manifestó Balois Morales.
El proyecto se realizó en dos etapas, la primera estudió el aspecto físico y químico del mango, la segunda investigó los aspectos microbiológicos y se planteó la posibilidad que la biopelícula protegiera la fruta de plagas.
“Otro problema del mango, como se queda tirado en el suelo, es que tiene muchos problemas de plagas y enfermedades, de ahí vino la idea del maestro Apatzingán de hacer el análisis microbiológico para conocer qué hongos se manifestaban y ocasionan las manchas negras. El objetivo fue identificarlos y ver cuál es la severidad del daño”, comentó el científico.
Por su parte, el maestro Palomino Hermosillo aisló los patógenos del producto y determinó cuáles provocaron daños, y comprobó que el tratamiento de biopelículas ayuda a que el fruto no contraiga enfermedades al estar en contacto con el suelo.
“Los recubrimientos que aplica el doctor se están analizando de manera fisicoquímica, pero esos recubrimientos además son una barrera protectora contra todo lo que son patógenos, todo lo que puede afectar el fruto en poscosecha”, indicó Balois Morales.
“Se aislaron los patógenos que venían presentes en este fruto, se determinó cuáles de ellos causaban daños. En el ex
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