Luego de picar piedra muchos años, por fin recibe su oportunidad Raúl Gutiérrez para dirigir en Primera División. “El Potro” como jugador era un aguerrido lateral que mezclaba la defensa con el ataque y era técnico para salir jugando y proyectar al frente.
Se inició en los Potros del Atlante, fue campeón en ’93 con los Potros –frente al Monterrey– y luego pasó al América donde vivió sus mejores años y se retiró en León.
En Correcaminos de la UAT se estrenó como director técnico y luego dirigió selecciones menores y fue campeón del mundo de la Sub 17 de México en 2011, campeón preolímpico en Concacaf en 2015, campeón Centroamericano en 2013, algo que cualquiera hubiésemos pensado le abriría las puertas del éxito.
Y no. Nunca recibió la oportunidad y tuvo que seguir buscándole. Dirigió al Atlante en el ascenso y a Potros de la UAEM; en Honduras dirigió al Real España, equipo al que en 2007 hizo campeón el regiomontano Pepe Treviño.
Como director técnico, Gutiérrez es producto de la camada lavolpista que tantos entrenadores produjo como Daniel Guzmán, Miguel Herrera, Víctor “Harlem” Medina, Luis Mario García, René Isidoro García, el Profe Pepe Cruz, “Chato” Rodríguez, Wilson Graniolatti, Isaac Mizrahi, Rubén Omar Romano, Sergio Bueno y directivos como Memo Cantú , Luis Miguel Salvador y Santiago Baños. Por ahora, excepto Herrera, ninguno dirige e Primera, pero todos son de esa escuela.
Hoy Raúl recibe la oportunidad frente a La Máquina. Primero lo habían designado como interino y ya decidieron que se queda como absoluto, por lo menos lo que resta del torneo para tratar de resarcir lo que dejó maltrecho el uruguayo Diego Aguirre que más tardó en llegar, que en partir.
Ese Cruz Azul resintió algunos cambios drásticos como la salida de “Cabecita” Rodríguez, Romo, Giménez y la llegada de dos o tres “refuerzos” como Rotondi, quien poco ha mostrado.
Uriel Antuna, su apuesta para sustituir a Roberto Alvarado, tampoco ha sido la gran solución y si le agregas que Carlos Rodríguez se lesionó y apenas está retomando su nivel, el cuadro azul se ha visto muy tambaleante en todas sus líneas.
Llega Funes Mori y ahora está lesionado y por lo menos regresa al arco ante el Querétaro Chuy Corona cuyo liderazgo en un equipo que balbucea, es importante tenerlo de regreso.
En un panorama plagado de entrenadores extranjeros, aparece por lo menos la oportunidad para otro mexicano que se sume al esfuerzo y a la planta laboral.
Ojalá esa Máquina descarrilada regrese a las vías, reanude la marcha y comience a pitar fuerte. Esperamos.