Hace muchos años, el futbol del Continente Americano se aferró a la picardía de la calle, al oficio, a la astucia, al regate, al engaño, a la inventiva, para sobrevivir ante los poderosos, a los mejor acomodados social y económicamente. Una especie de reivindicación, de justicia social con la pelota.
Pero luego la apertura de las fronteras en el Viejo Continente, con la aparición de la Ley Bosman, les fue arrebatando el talento. Hoy, sin embargo, en el Mundial de Clubes los equipo del Continente Americano han encontrado otra forma de plantar cara ante las potencias europeas.
La estrategia, la disciplina táctica, la inventiva de los entrenadores para organizar a sus jugadores parecen ser las nuevas armas que impulsan a los equipos americanos.
Así, los últimos dos finalistas de la Champions League pasaron saliva en sus duelos ante equipos de la Conmebol y de la Concacaf.
El Inter de Milán, subcampeón dela Champions, empató y corrió el riesgo de perder ante los Rayados mexicanos, donde el técnico español Domenec Torret orquestó un plan de juego donde neutralizó la media cancha del equipo italiano.
El campeón PSG, en cambio, sucumbió 1-0 ante el campeón de la Copa Libertadores de América, el Botafogo de Brasil, quien hizo tropezar al equipo de Luis Enrique con un bloque defensivo sólido.
El Flamengo brasileño, en cambio, derrotó con más holgura al Chelsea de la Premier League.
¿Estamos a la puerta de otra forma de entender la relación entre los equipos de América y los Europa?
Aún no se sabe, lo cierto es que el Mundial de Clubes tan criticado por aumentar la ya de por sí abundante carga física de los jugadores, está representando algo parecido a un reacomodo futbolístico.
El futbol, como metáfora de la necesidad de sobrevivencia que ha impulsado el desarrollo de la humanidad, está obligando a los clubes de nuestro continente aa encontrar un equilibrio de fuerzas ante algo que ahora ya no parece tan inevitable: la supremacía del poder económico en el futbol.
Las actuaciones del Monterrey, el Botafogo, el Flamengo, incluso, del Al Hilal Riyadh, en su empate frente al Real Madrid, nos brindan un poco de esperanza:
Los recursos que surgen de la necesidad de sobrevivencia aún puede ser un antídoto ante la supremacía del dinero.