Debo decir que hoy amanecí de buenas.
Encontré espacio de estacionamiento ¡en el Centro! El café estaba especialmente bueno y mi nena me acompañó a la oficina para alegrarme la mañana.
Todas estas afortunadas situaciones son las que, quizás, me hacen ver la vida con un filtro color rosa.
Quizás por ello voy a decir que estoy muy, pero muy contento que Monterrey será una de las tres sedes mundialistas que México tendrá en el año 2026.
Mi alegría me permite ignorar las quejas, reclamos y ardores de una parte de la afición de Tigres que no soportar que “la nica”, como le llaman al Estadio de sus odiados Rayados, vaya a tener juegos del Mundial.
A este grupito les pudre que a partir de hoy, cuando suelten el “en tu casa y en tu gente” o el “10/12/17” la raza de la Pandilla les responda: “pero Ustedes no van a tener Mundial”.
Tan de buenas ando que no me importa que, muy seguramente, la sede regiomontana apenas albergará juegos de la “calidad” de un El Salvador-Bolivia o Gales-Camerún.
Es más, no me molesta que no vamos a poder ver jugar aquí a la Selección Nacional pues, ya lo sabemos, ellos ya tienen su casa: El Estadio Azteca.
Qué importa que Monterrey, siendo Monterrey, va a tener las entradas de los juegos del Mundial a precios en los que va a ser necesario vender un riñón, hipotecar a la abuelita o resignarse a comprar únicamente diezmillo para la carnita asada en los próximos 14 años.
Nada de eso es importante… ¡vamos a ser sede del Mundial!
Ora sí, Samuel y Mariana, vayan preparando sus mejores Historias de Instagram porque les va a tocar sus cinco minutos de fama en la inauguración de la Copa del Mundo… bueno, eso es si no se la llevan a la Ciudad de México, Los Angeles o Nueva York.
Es más, ahora que lo pienso, para el 2026 ya nos habremos librado de los Ochoa, los Herrera, Guardado y demás troncos inflados que mantienen secuestradas las convocatorias Mundialistas.
Con eso en mente confirmo que sigo de muy buen humor.
diasdecombate@hotmail.com