Estas son mis tres razones por las que considero que la afición regiomontana debería de aprovechar al máximo la oportunidad única de tener en sus estadios la eliminatoria femenil de CONCACAF:
1.- Por el nivel de competencia. Esta no es una copita molera como las que cada tanto nos recetan con la selección varonil. En este torneo se juegan tres boletos al mundial y uno a las olimpiadas. Además, el aliciente individual de lograr una beca estudiantil o un contrato profesional para seleccionadas de países con modesto nivel, o el surgimiento de nuevas estrellas internacionales sin duda eleva la competencia, aún y cuando existen marcadas diferencias entre la zona norte (Canadá, Estados Unidos y México) y el resto de la región.
En el torneo pasado de la liga BBVA MX Femenil, de las 22 extranjeras que participaron, 11 fueron jugadoras nacidas en la región de CONCACAF: Costa Rica, Trinidad y Tobago, los Estados Unidos (sin contar a las registradas como mexicoamericanas) y Panamá.
2.-Porque las campeonas están en la casa. El torneo de Monterrey es el primero en la historia del futbol femenil en el que, en una clasificación regional, se presentan a competir oficialmente las selecciones actuales campeonas mundiales FIFA y las actuales campeonas mundiales olímpicas.
En el 2019, los Estados Unidos derrotaron 2-1 a los Países Bajos en la final del mundial para ganar su cuarto título y convertirse así en las jefas del futbol femenil. En Tokyo 2020, la selección canadiense finalmente logró quedarse con la medalla de oro al vencer a Suecia en el último partido de la olimpiada, una competencia que la hoy entrenadora de Tigres Femenil, Carmelina Moscato, conoce de cerca al ganar en 2012 una de las dos medallas de bronce que el seleccionado norteamericano ha logrado. Su excompañera Christine Sinclair, la actual capitana de la selección canadiense, es la máxima goleadora de todos los tiempos en el futbol femenil internacional con 189, y una de las tres mujeres (Alex Morgan en Estados Unidos y Steph Catley en Australia) que aparecieron por primera vez en la portada de un videojuego en la historia de la compañía EA .
3.- Por las estrellas que inspiran. Como equipo, la selección de los Estados Unidos rompió el techo de cristal en marzo del 2019 al demandar a la Federación Estadounidense de Futbol por lo que consideraron discriminación de género al recibir sueldos muy por debajo de lo que en ese entonces se pagaban al equipo varonil, incluso a pesar de la enorme diferencia en resultados deportivos.
En diciembre del 2020 las jugadoras alcanzaron un acuerdo para recibir el mismo trato en vuelos, hoteles y entrenamientos, y apenas en mayo pasado finalmente arreglaron con la federación recibir un pago de 24 millones de dólares que serán repartidos entre beneficencias que apoyan el desarrollo del futbol femenil en la niñez y juventud, así como en pensiones para exjugadoras, además de asegurar por decreto la igualdad de salarios en las dos selecciones.
A nivel regional, la diversidad en el activismo extra-cancha de Megan Rapinoe como representante y embajadora de los derechos LGBTTTIQ+ y Alex Morgan como inspiración en sus roles de deportista de alto rendimiento, madre y esposa del también futbolista profesional de raíces Mexicanas Servando Carrasco, enriquecen el torneo de CONCACAF, en el que también participan las Mexicanas Stephanie Mayor y Bianca Sierra, el primer matrimonio de jugadoras profesionales en la liga BBVA MX.
Muy mal harían los regios y las regias si a partir de esta semana no acuden al BBVA y a el Volcán a disfrutar de la oportunidad única de ver en vivo, y quizá por última vez, a una buena parte de las leyendas del futbol femenil en el planeta.
Horacio Nájera es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UANL y maestrías en las Universidades de Toronto y York. Acumula 30 años de experiencia en periodismo, ha sido premiado en Estados Unidos y Canadá y es coautor de dos libros.