En el corazón de Reynosa, donde las historias de esfuerzo y resistencia se entrelazan con la vida cotidiana, una nueva expresión de identidad ha tomado forma en sus muros: el arte mural. Bajo la visión de un gobierno comprometido con la cultura y el sentido de pertenencia, el alcalde Carlos Peña Ortiz ha impulsado con determinación el programa “Murales para Reynosa”, una iniciativa que no solo embellece la ciudad, sino que también dignifica sus espacios y a sus ciudadanos.
Querido lector, este programa, desarrollado por el Instituto Reynosense para la Cultura y las Artes en colaboración con el Gobierno Municipal, ha dado vida a más de 14 obras de arte, con la ambiciosa meta de superar las 100 intervenciones urbanas. La reciente inauguración de dos murales del reconocido artista mexicano Seher One en la Secretaría de Desarrollo Económico y el Instituto Municipal de Planeación, ubicados en la calle Zaragoza, marca un hito en la construcción de un corredor cultural que redefine la imagen urbana de la querida Reynosa.
Se escucho decir que: “Tenemos más planes aquí en el centro de la ciudad y extenderlo a los bulevares Hidalgo y Morelos”, afirmó el alcalde Carlos Peña, destacando la relevancia de este proyecto como un motor de transformación cultural y social. Su visión se extiende aún más con el Proyecto del Centro Histórico de Reynosa, que busca recuperar el esplendor arquitectónico del siglo XIX, incorporando materiales como el caliche, una piedra representativa de la región, y la posible intervención artística en la fachada del antiguo Cine Rex, en espera de la autorización del siempre exigente INAH.
Sesudo y culto lector, debo mencionar que los murales de Reynosa no son meros adornos urbanos; son lienzos vivos que cuentan la historia de su gente, sus tradiciones y sus sueños. Cada trazo, cada color y cada imagen es una voz que resuena en las calles, un grito de esperanza y resiliencia que transforma la percepción de nuestra comunidad. Hay que decirlo, gracias a esta iniciativa, los rincones antes opacos y olvidados ahora irradian vida, alegría y pertenencia.
Querido y dilecto lector, le duela a quien le duela, este impulso artístico es, sin duda, una victoria para la ciudad. Más allá de lo pictórico, es un recordatorio de que el arte puede ser un agente de cambio, un puente entre generaciones y un motor de transformación social. Gracias al liderazgo del joven presidente Carlos Peña Ortiz, Reynosa no solo se ha llenado de color, sino también de orgullo y sentido de comunidad. En cada mural, en cada esquina revitalizada, palpita una Reynosa más fuerte, más unida y más viva que nunca.
Trabajo mata grilla y notas pagadas.
El tiempo hablará.