Debe resultar sumamente difícil para Luis Donaldo Colosio Riojas, primogénito del ex candidato presidencial asesinado y actual alcalde de la ciudad de Monterrey, observar cómo las autoridades han manipulado con fines políticos (y continúan haciéndolo) la investigación para identificar a los autores intelectuales y materiales del magnicidio de su padre.
A casi 30 años de la tragedia, durante una de sus conferencias matutinas, el Presidente López Obrador anunció la reapertura del caso Colosio porque la Fiscalía General de la República (FGR), que, como señala la Constitución Política, no goza de autonomía, sino que depende del Ejecutivo, decidió señalar a Jorge Antonio Sánchez Ortega como el segundo tirador. En aquel tiempo, Sánchez Ortega trabajaba para el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y estaba subordinado al entonces Subdirector Operativo, hoy encarcelado en Estados Unidos, Genaro García Luna.
¿Por qué revivir la teoría del complot que ya se había superado? ¿Con qué propósito involucrar a García Luna? ¿Por qué no señalar a Jorge Tello Peón, quien era el titular de ese centro de investigación nacional? ¿O al entonces Secretario de Gobernación, el eminente jurista ya fallecido Jorge Carpizo MacGregor? Solo falta que intenten implicar en el magnicidio al enemigo del sexenio, Felipe Calderón, quien en esas fechas se desempeñaba como Secretario General del PAN.
Después de treinta años, cuatro fiscales especiales y varios procuradores que han revisado miles de páginas de un expediente que, según aquellos que lo conocen, no se mide por el número de hojas, sino por metros cuadrados, intentan nuevamente abrir la herida que miles de mexicanos sufrieron, especialmente su viuda, Diana Laura Riojas, quien sabía que pronto dejaría huérfanos a sus dos pequeños hijos, Mariana y Luis Donaldo.
Es lamentable que, a treinta años de cometerse un crimen de esa magnitud en un acto de campaña realizado en la fatídica colonia de Lomas Taurinas de la ciudad de Tijuana, aún sigan utilizando el nombre e imagen de Luis Donaldo Colosio Murrieta con burdos fines políticos, ya sea para atacar al PRI o al PAN en época electoral. Al primero, porque Colosio fue su abanderado a la Presidencia; al segundo, por la conexión con Genaro García Luna. Esto solo es posible en una mente retorcida y sin rastro de ética, donde todo se reduce a un control férreo del próximo proceso electoral.
Luis Donaldo Colosio Riojas, el hijo que quedó sin padre a los 8 años y perdió a su madre pocos meses después, ha demostrado una gran madurez, coherencia, sentido común y compasión. Ha solicitado al Presidente que utilice su facultad legal para indultar a Mario Aburto, quien está preso y confeso desde entonces. Colosio ha instado a la sociedad a privilegiar el perdón en lugar del rencor y ha pedido que se dé vuelta a esta página de terror en la historia de México, avanzando con una visión de unidad nacional.
Es innegable que el joven Colosio ha sufrido y sigue sufriendo por la ausencia de sus padres, pero ha sabido enfrentar esta situación con gran madurez y empatía, cualidades que no se perciben en Palacio Nacional.