Estados Unidos le ha anunciado al mundo su elección. Es un país altamente sensible en materia democrática, con actores que acatan inmediatamente el veredicto de las urnas.
Mitt Romney, nos dio una lección que deberían asimilar los políticos mexicanos, aceptando su derrota dignamente. Como un caballero.
La victoria de Obama nos habla de nuevos matices en la vida política de nuestros vecinos.
Hoy Estados Unidos ha mostrado también una nueva cara. Su partido Republicano está desde ahora en una situación de coma electoral, esperando a ser revivido por un equipo de ideas frescas y novedosas.
La explicación principal para esta situación es que los candidatos republicanos, convocaron al voto a grupos sociales que están envejeciendo o desapareciendo.
En la actualidad hay otros electores. Estos son más jóvenes y están creciendo.
Romney buscó el perfil de un hombre blanco, mayor, heterosexual, cristiano y habitante de un pequeño pueblo de campo.
Obama por su parte, fue el candidato perfecto de una mujer latina, joven, tal vez homosexual y urbana.
Existe, sin duda en Estados Unidos, un “nuevo votante” . Y ese ente tiene características diferenciadas, con el de hace dos décadas.
Hoy el ser latino en la política estadounidense tiene un valor especial.
Los votantes latinos representaron el 10 por ciento del electorado total. Según las encuestas, votaron 70 contra 30 por ciento en favor de Obama y en contra de Romney, respectivamente.
Esta es la nueva realidad de los Estados Unidos, que con sus virtudes y defectos me deja una lección.
La madurez política de sus derrotados. Son un ejemplo de políticos. Son una estirpe de madurez que yo creía extinta.
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