Hoy la lucha libre mexicana está de fiesta. Doña lucha festeja 75 años de vida, reafirmándose como un mundo mágico que atrapa la imaginación y el corazón de una afición que sufre y goza por sus ídolos del ring.
Todo nació en la mente visionaria de un joven llamado Salvador Lutteroth, quien maravillado por el espectáculo de lucha libre que observó en el Paso, Texas, no claudicó hasta instaurar ese peculiar deporte en México.
Los orígenes de la lucha libre en México se remontan a la época de la intervención francesa, por allá del año de 1863.
Años después, en 1910, la compañía del campeón italiano Giovanni Relesevitch se presentó en el Teatro Principal, y más tarde arribaron al teatro Colón figuras como el Conde Koma y Nabutaka.
En 1921, Constand le Marin presentó al León Navarro, y dos años después regresó con el japonés Kawamula quien junto con el Hércules Sampson, actuó en el Frontón Nacional.
Eran los primeros pasos de una gran historia que inició en Colotlán, Jalisco, con el nacimiento del padre de los costalazos en México y también fundador de la Empresa Mexicana de Lucha Libre: el recordado Salvador Lutteroth González.
Corría el año de 1929, cuando siendo inspector de hacienda, Lutteroth presenció un encuentro del pancracio en el Liberty Hall del Paso, Texas, evento que lo dejó marcado.
NACE LA EMPRESA MEXICANA
La semilla de la lucha quedó sembrada, y para germinarla formó junto a Francisco Ahumada la Empresa Mexicana de Lucha Libre (EMLL).
La empresa ya existía, pero faltaba un local para presentar las funciones, el destino lo llevó a la arena Modelo, donde el 21 de septiembre de 1933 se presentó el primer cartel donde figuraron los nombres de Yaqui Joe, Chino Achiu, Bobby Sampson y Cyclone Mackey.
Tras dos funciones, los promotores Laverangne-Fitten lo presionaron para llevar la lucha libre a la arena Nacional, con la amenaza de quitarle a los gladiadores; don Salvador optó por presentar funciones los jueves en la arena Nacional, sin abandonar la Modelo los domingos.
SUERTE ECHADA
Antes de que los problemas económicos frenarán el camino de Lutteroth, la suerte le sonrió, pues el 21 de septiembre de 1934 ganó 40 mil pesos en la Lotería Nacional con el número 4242, que separado en dos cifras arrojaba un doble 21, el mismo día del debut del pancracio en México.
Con el destino de su lado, emprendió la tarea de construir la Coliseo, inaugurada el 2 de abril de 1943. Escenario de grandes batallas como la de máscaras entre Black Shadow y El Santo, en la que cientos de aficionados se quedaron fuera del local capitalino.
La respuesta del público motivó al jerarca del pancracio a emprender un nuevo reto.
El 7 de octubre de 1954 se despidió la antigua arena México, iniciándose la construcción de un local mas grande cuya capacidad sería de más de 17 mil personas, y que abrió sus puertas el 27 de abril de 1956 con una función encabezada por El Santo, el Médico Asesino y Blue Demon, que marcó el arranque de la que es llamada “época moderna de la lucha libre”.
Entre los años 40’s y 50’s se construyeron simultáneamente otras grandes arenas, como la Coliseo de Guadalajara, que en más de 40 años de existencia ha visto surgir gladiadores de la talla de Alfonso Dantés, Ray Mendoza, El “Perro” Aguayo, El Solitario y Atlantis.
Ésta es la historia de la lucha libre en México, y en especial de la Empresa Mexicana (EMLL) bastión del pancracio nacional que sigue librado batallas contra empresas fantasmas y empresarios rudos que con avaricia y oportunismo han intentado frenarla sin éxito, para fortuna de los aficionados que la han hecho grande.
UNA VIDA DE LUCHA
En la historia de la lucha libre han habido cientos de ídolos, estetas que sobrepasaron los límites de la idolatría para convertirse en leyendas, pero pocos como Juan Manuel Mar han estado ligados al pancracio toda una vida, digna de contarse
Mar nació arriba de un ring y de la mano de su padre Manuel Robles, descubrió que este deporte sería parte fundamental de su vida.
Ser gladiador fue un paso natural y se convirtió en un odiado rudo que luchó como Pánico hace dos décadas: “La lucha libre ha hecho historia porque es un deporte muy completo, antes se le veía como el patito feo y ahora se la hecho justicia”, destaca en plática con EL UNIVERSAL Gráfico.
Ahora como programador del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), reconoce que este deporte ha cambiado:
“Todo se va renovando, yo viví la época en que mi padre y mi tío luchaban al lado de El Santo y Blue Demon; después vi al Solitario, Anibal, Fishman y como luchador compartí el ring con Atlantis, Sangre Chicana, Pierroth. Hoy estamos en la época de lucha aérea”.
Mar comparte algunas de las batallas que han marcado al arte de catch: “Recuerdo una revancha en súper libre entre Blue Demon y René Guajardo en la arena México, donde todos esperábamos ver una carnicería pero demostraron su calidad y dieron una gran batalla técnica”.
“Otra ocasión, Sangre Chicana le rompió una botella en la cabeza al Satánico y le hizo una herida de 15 centímetros”, narra con entusiasmo.
Y en su libro del recuerdo no podía faltar su familia: “Una lucha en Tijuana, cuando mi tío Sugi Sito luchó por más de una hora contra Ray Mendoza, y el público estaba de pie, totalmente impresionado”.
Como parte de la empresa de lucha libre líder en México, Mar revela el secreto para mantenerse:“La lucha libre hay que vivirla en la arena, y una vez que la conoces, su magia te envuelve por siempre. La clave para sobrevivir es el trabajo y la honestidad”.
“Nosotros programamos para la afición. Nuestra mejor arma es captar en la arena lo que gusta al público”, finaliza.
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