México, D.F. / Noviembre 1.-
Millones de diminutos fulerenos (moléculas de carbono con forma de balón de fútbol) flotan en el espacio exterior.
Los investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) Aníbal García-Hernández y Arturo Manchado han liderado el equipo internacional de astrónomos que ha detectado enormes cantidades de las llamadas buckyesferas en el espacio.
Gracias al telescopio espacial Spitzer, de la NASA, los investigadores han encontrado estas moléculas, las más grandes conocidas en el espacio, en torno a los restos de tres estrellas en la Vía Láctea y en otra galaxia cercana.
“Resulta que los fulerenos son mucho más comunes y abundantes en el universo de lo que inicialmente se creía”, dice García-Hernández, primer autor del estudio que acaba de publicar The Astrophysical Journal Letters.
“El Spitzer había descubierto recientemente estas moléculas en una ubicación específica, pero ahora las hemos visto en otros entornos, alrededor de estrellas comunes, como nuestro Sol, hacia el final de sus vidas. El hallazgo tiene implicaciones importantes para entender la química de estas moléculas orgánicas, e incluso de la que hace posible la vida. Es posible que las buckyesferas del espacio exterior proporcionaran las semillas para la vida en la Tierra”, explica este astrónomo del IAC.
Los fulerenos están hechos de 60 átomos de carbono ordenados en estructuras esféricas tridimensionales, con patrones alternativos de hexágonos y pentágonos. Recibieron su nombre porque recuerdan a las cúpulas geodésicas del arquitecto Buckminster Fuller, de acuerdo al portal elpais.com.
Estas moléculas fueron descubiertas en un laboratorio terrestre hace 25 años, hazaña que les valió el premio Nobel de Química de 1996 a los químicos Harry Kroto y Richard Smalley. Sin embargo, hasta el pasado julio no se consiguió detectar pruebas de su existencia en el espacio, también con el Spitzer.
En ese momento, los investigadores responsables del descubrimiento pensaron que la presencia de estas esferas, debía ser un fenómeno excepcional y aislado.
Al contrario de lo que se creía, como señala García-Hernández: “Ahora sabemos que los fulerenos y el hidrógeno coexisten en las nebulosas planetarias, lo que tiene importantes implicaciones en el mecanismo de formación y la química de estas enormes moléculas orgánicas”.
De acuerdo al portal, además de en nuestra galaxia, los astrónomos también encontraron estas moléculas en una nebulosa planetaria de una galaxia cercana llamada Nube Pequeña de Magallanes.
Este hallazgo supone la primera detección extragaláctica de estas moléculas y, como la distancia a esta galaxia es conocida con exactitud, se puede calcular la cantidad de fulerenos: el 18% de la masa de la Tierra, ó 15 veces la masa de la Luna.
“Se trata de moléculas increíblemente estables, difíciles de destruir y que pueden transportar otras interesantes moléculas dentro de ellas”, comenta el coautor Pedro García-Lario del Centro Europeo de Astronomía Espacial, de la ESA, en Madrid.
“Esperamos aprender más sobre el importante papel que probablemente juegan estas moléculas en la muerte y el nacimiento de las estrellas y los planetas, y quizás en el surgimiento de la vida misma”, añade.
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