México, D.F.-
Hace unos días se dieron a conocer los resultados del Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial que la SEP le encargó al Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Las cifras del censo revelan dos resultados básicos: primero, el tremendo caos administrativo que impera en todo el sistema de educación pública y que permite que casi 300 mil personas no estén en el centro educativo en el que supuestamente laboran (de éstas, 113 mil trabajan en un centro distinto al que están asignadas, 30 mil gozan de una licencia o comisión sindical, 115 mil ya renunciaron, fallecieron o se jubilaron y 39 mil más cuyo paradero es desconocido); segundo, el vergonzoso y lamentable estado físico y material de las escuelas públicas, en el que el 48% de ellas carecen de acceso a drenaje, 31% carecen de acceso a agua potable, 12.8% no cuenta con baños o sanitarios, 11.2% carecen de acceso a energía eléctrica, en 61.2% los alumnos no cuentan con acceso a un equipo de cómputo que sirva y en 80% los estudiantes no cuentan con acceso a internet.
Sobre estos resultados cabe hacer algunas consideraciones:
a) El caos administrativo es responsabilidad fundamentalmente de autoridades estatales y federales que son, en principio, las encargadas de mantener el orden y el registro de altas, bajas, asignaciones, licencias, comisiones, pago de nómina, etc. Por supuesto, la gran cantidad de comisionados sindicales así como la gran cantidad de personal cuyo paradero es desconocido no podrían explicarse sin el contubernio o complicidad entre autoridades y liderazgos sindicales.
b) En el caso de las licencias y comisiones sindicales, los estados que son claramente atípicos son los de Yucatán y Campeche, donde el 5.3% y el 4.6% de todo el personal, respectivamente, goza de una prebenda de este tipo. Este resultado contrasta notablemente con el promedio nacional (1.4%) y con lo observado en estados con fuerte presencia de la oposición sindical como Oaxaca (0.7%), Michoacán (0.8%), Guerrero (1%) y Chiapas (1.5%).
c) El lamentable estado físico y material de las escuelas públicas refleja el abandono por parte del Estado de una de sus obligaciones más elementales consagradas en el artículo 3º de la Constitución: la de proveer y garantizar las condiciones materiales mínimas para que los niños mexicanos puedan maximizar su logro de aprendizaje. De hecho, los resultados habrían sido peores de no ser porque el censo no pudo ser levantado (debido a la negativa de maestros y autoridades) en 41% de los centros de trabajo de Chiapas y en 27% de los de Oaxaca y Michoacán, tres entidades con rezagos materiales superiores a la media nacional.
En resumen, los resultados del censo educativo revelan un panorama bastante desolador del sistema de educación pública del país. Entre el caos administrativo y el vergonzoso estado de la infraestructura educativa es evidente que muy poco se puede esperar de este sistema. El hecho de que la gran mayoría de los estudiantes de las escuelas públicas no cuenten con acceso a internet o a computadoras los pone, de entrada, en situación de desventaja frente a la mayoría de los estudiantes de escuelas privadas. Si a eso le agregamos que en algunas zonas del país las escuelas públicas ni siquiera cuentan con acceso a servicios básicos como electricidad, agua potable, baños o drenaje, o a infraestructura tan elemental como sillas, escritorios o pizarrones, es evidente que los estudiantes de estas escuelas están partiendo de una situación claramente desventajosa. En esos estados y regiones la infraestructura educativa pública no parece estar contribuyendo a reducir las disparidades iniciales sino que, por el contrario, parece contribuir a ampliarlas o perpetuarlas.
Esta situación nos revela también, finalmente, cuan fuera de foco está una reforma educativa que se concentra en los aspectos laborales sin considerar, ya no digamos atender, las pésimas condiciones físicas y materiales en las que un número muy significativo de maestros y educandos mexicanos realizan sus actividades cotidianas del proceso de enseñanza-aprendizaje.
@esquivelgerardo
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