Cd. de México.-
Andrés Manuel López Obrador se nota alegre. Dice sentirse bastante bien y eso lo atribuye a que hace poco más de cuatro años le hicieron “un cambio de medio motor”, le colocaron un estent en el corazón (un tubo pequeño que va dentro de la arteria para evitar que se tape) tras sufrir un infarto.
Ese buen humor cambia a un semblante serio cuando habla con EL UNIVERSAL de la corrupción. Sin titubeos, afirma que será intransigente con ese tema, a tal grado que si alguno de sus hijos incurre en actos de corrupción o impunidad, será castigado como cualquier otro.
Durante su último día de precampaña, el precandidato presidencial de la coalición Juntos Haremos Historia (Morena-PES-PT) dice que no quiere sentirse insustituible “o que piensen que somos milagrosos, pero sólo nosotros podríamos acabar con la corrupción en México”.
Si en este tercer intento logra llegar a la Presidencia de la República, dice, sus hijos no estarán en el gobierno, mucho menos serán sus sucesores como dirigentes de Morena. De perder los comicios, se irá a La Chingada, su quinta en Chiapas y no tomará avenidas, ni encabezará manifestaciones bajo el señalamiento de fraude electoral.
El balance para López Obrador es positivo en estos dos meses de precampaña y da la bienvenida a todos los que los apoyan, como la familia de la ex lideresa sindical Elba Esther Gordillo, si quieren cambiar al país, sin condiciones.
Adelanta que no habrá venganzas, ni investigaciones contra la administración del presidente Enrique Peña Nieto. “No va a ser iniciativa del Presidente entrante el perseguir al presidente saliente”, recalca.
Dice que hoy tiene más experiencia, conocimiento del pueblo y está mejor organizado para enfrentar un posible fraude electoral.