Naucalpan, Edomex. / Marzo 10.-
“Nunca pensé que pidieran mi mano en matrimonio, pero ahora soy una mujer casada”, afirmó Adriana Macías, autora del libro Abrazar el éxito, al tiempo que con sus pies se acomodó su cabello detrás de la oreja e incluso toma fotografías.
Pese a que nació sin brazos, Adriana nunca se ha sentido discapacitada “porque yo pensé que así como me crecía el cabello, algún día me tenían que crecer los brazos”, relató ante cientos de mujeres reunidas en un auditorio del Parque Naucalli, invitada por el Sistema DIF municipal.
Ella es autosuficiente. Terminó una licenciatura, estudió una maestría y es socia de una empresa de capacitación; suplió su carencia con sus pies, para lo cual adquirió una extraordinaria elasticidad en sus piernas, que usa como si fueran sus brazos.
Con las uñas pintadas con esmalte de brillos dorados y una sortija de oro, los pies de Adriana son ahora sus manos que le sirven para expresar sus ideas, sacar los objetos de su bolso, peinarse e incluso tomar fotografías.
“Tuve la alternativa de quedarme en mi casa a llorar por no ser igual que el resto de las chicas, o salir no sólo a estudiar, sino a conocer el mundo”, sorteando problemas tan simples como parar un taxi en la calle, lo que la gente usualmente hace levantando uno de sus brazos.
“Yo tengo que esperar un semáforo en rojo para acercarme a la ventanilla del chofer y pedirle que me lleve a donde yo quiero”, afirmó para demostrar que los límites se los pone cada persona.
-Contra las adversidades
Con una personalidad impecable y atractiva, la joven relató: “¡Nunca pensé que fueran a pedir mi mano en matrimonio, y ahora soy una mujer casada!”, al tiempo que se ríe de la vida, mostrando optimismo ante una situación que para otras puede ser una tragedia, el haber nacido sin brazos.
Adriana Macías es autora del libro Abrazar el éxito y dedica gran parte de su tiempo a mostrar a otras personas, especialmente mujeres, cómo “los límites nosotras nos los ponemos”, pues cuando se quiere salir adelante “podemos hacerlo aunque no tengamos brazos”, al tiempo que extendió sus pies en actitud expresiva.