Plaza comercial queda en el olvido a un mes de la explosión

Reynosa, Tam./ MEDIA HORA.-
A poco más de un mes de la explosión en la Plaza Comercial Colinas, una tragedia que cimbró a la ciudad de Reynosa, lo único que prevalece en este lugar es el olvido.
Los escombros permanecen en lo que hace apenas cinco semanas era el lugar de trabajo y consumo de decenas de reynosenses, y que hoy son el recuerdo constante de la tragedia que nunca se pronosticó.

Desde el 15 de mayo, la zona enmudeció a consecuencia del estallido, y el único sonido que se percibe cerca de las ruinas es el de una mujer que con frecuencia acude a la zona para llorar la pérdida de su ser querido.

“De repente viene una mujer y se pone a llorar aquí, el otro día nos tocó verla y la verdad sí te pega, se siente feo escucharla y verla. Ahí (señala) se para y se pone a llorar”, comentó uno de los guardias de seguridad que custodian la entrada de la colonia Colinas del Pedregal.

Sobre el perímetro de lo que fue la plaza comercial, apenas una cinta amarilla con la leyenda de “precaución” se distingue en el suelo.

Los comerciantes del lugar se niegan a regresar, pocas veces se les ha visto por el lugar y cuando lo hacen es solo para recoger artículos de sus negocios. “Tienen miedo de regresar, tienen miedo de que vuelva a pasar lo mismo”, expresó el guardia de seguridad.

La visita más constante es la de los pepenadores, quienes han encontrado en las ruinas de la plaza comercial una fuente abultada de materiales de construcción.

“Así como ve ahorita la plaza, así se va a quedar por muchos años, va a ver”, afirmó el elemento de seguridad de la colonia, quien agregó “nadie se ha parado por el lugar, nadie ha venido a mover nada”.

Desde la tragedia, el miedo se apoderó de la zona: los guardias de seguridad que laboraban en la colonia prefirieron renunciar, y los vecinos aún exhiben su desconcierto por los hechos.

Las ruinas de la Plaza Comercial Colinas parece que están destinadas a permanecer en el lugar, como el recordatorio de la tragedia que le costó la vida a cuatro ciudadanos, y como el sitio predilecto de morbosos para sacar fotos.