Eduardo Mena es un policía de Reynosa. Aunque tiene 20 años manejando vehículos, hoy sabe que en realidad no tenía la menor idea de cómo debe de conducir la patrulla que tiene a su cargo y que está valuada en más de 300 mil pesos.
“De hecho yo sólo sabía ponerme frente al volante y darle para adelante y para atrás”, reconoció.
Eduardo es solo un ejemplo de la realidad que se vive entre los elementos de los cuerpos de seguridad pública de esta frontera, quienes aunque pasan la mayor parte del día a bordo de un vehículo de emergencia, realmente no saben como manejarlo.
Por ello las autoridades del Ayuntamiento local decidieron cortar por lo sano y enviaron a todos los elementos de tránsito y policía a la escuela de manejo.
Como parte del proceso de modernización de los cuerpos de seguridad pública en esta frontera, y gracias a una partida presupuestal enviada tanto por el gobierno Federal como del Estado, el Ayuntamiento de Reynosa logró renovar el parque vehicular de sus vehículos de emergencia.
Ahora los policías y tránsitos cuentan con patrullas del año, modelos Jeep Patriot, Chrysler Avenger y pick up Ram, que se encuentran completamente equipadas para el trabajo policiaco… algo inédito en esta frontera.
Sin embargo la llegada de estas unidades representó un problema para las autoridades municipales, quienes se dieron cuenta que los agentes a cargo de estos vehículos no cuentan con la capacitación suficiente para poder utilizarlos.
Históricamente el principal problema por el que una patrulla es dada de baja en Reynosa es por su participación en un accidente vial, muchas de las veces provocado por la falta de pericia del agente que la conduce.
Esto, y la falta de presupuesto, condenaron a los cuerpos de seguridad pública de esta ciudad a realizar su trabajo con un mínimo de patrullas a su disposición, mismas que generalmente se encuentran en pésimas condiciones mecánicas.
Buscando cambiar esta tendencia, el Ayuntamiento local obtuvo el apoyo de la empresa Schlumberger para que sus instructores proporcionaran un curso de manejo de vehículos de emergencia a todos los elementos de policía y tránsito encargados de manejar las patrullas de las corporaciones.
Julio César Quezada de León, director de tránsito en Reynosa, explicó que este curso es impartido por instructores de la empresa Schlumberger quienes están certificados en el manejo de todo tipo de unidades motrices en cualquier condición de operación.
Explicó que el principal objetivo de estas clases es reducir en lo más mínimo la posibilidad de que una unidad de policía o tránsito participe en un accidente en la ciudad.
“Este curso cumple varias funciones, la primordial es salvaguardar la vida y la integridad física de las personas y de los oficiales quienes para dar un buen servicio primero tienen que cuidar su vida. Además queremos darle a la ciudadanía un servicio de calidad, que no vayan a tener un percance cuando una patrulla vaya en sus traslados”, señaló.
El director de tránsito aclaró que estas clases no son un simple curso como el que el obtiene en cualquier academia, pues manejar una patrulla con seguridad requiere de técnicas muy diferentes a la de conducir un vehículo particular.
“Manejar un vehículo de emergencia implica varias cosas, primero que tienes que trasladarte a velocidades fuera de lo normal y tienes que darte cuenta que la torreta y la sirena no son un escudo que te cubre del impacto de un vehículo”, explicó.
Quezada de León –quien durante casi 20 años laboró en la Policía Federal de Caminos- explicó que lo más importante que se les enseño a los agentes que participaron en este curso, es que tienen que estar alertas a la reacción de los otros conductores, pues su labor siempre es manejar a la defensiva.
“Tienes que prever lo que va a hacer el otro conductor, cómo va a reaccionar y eso se traduce a manejo a la defensiva, pues si el policía tiene un accidente en el trayecto pues no va a poder atender la emergencia a la que iba”, dijo.
El director de tránsito reconoció que otro de los motivos por el que se decidió enviar a la escuela de manejo a los elementos policiacos es para cuidar las unidades motrices que se les acaba de proporcionar.
“También se trata de eso, queremos cuidar el equipo pues cuesta dinero, es una inversión muy fuerte y hay que conservarlo para tener el máximo de unidades en servicio”, apuntó.
El funcionario explicó que se decidió solicitar el apoyo de Schlumberger pues esta empresa tiene una reputación mundial en lo que se refiere a sus estándares de seguridad, además de que tienen reconocidos instructores de manejo.
“Es una empresa que tiene renombre a nivel internacional por las condiciones de seguridad con las que se manejan, ellos le invierten mucho capital y aprovechando esa disposición y el acercamiento que tienen con el Ayuntamiento pues nos prestan su equipo, sus instructores y sus instalaciones”, indicó.
Quezada precisó que el apoyo de esta compañía es invaluable pues este tipo de cursos tan especializados, pueden costar hasta 20 mil pesos por persona en cualquier escuela de manejo.
DERRAPONES DE 65 MIL DOLARES
El proceso de enseñar a los policías a manejar una patrulla no es sencillo. Primero es necesario un curso teórico en el que los agentes reciben todos los conocimientos necesarios para poder tripular un vehículo de emergencia en cualquier circunstancia.
Aquí los policías y tránsitos aprenden a cómo manejar su unidad en una patrullaje normal, cómo deben de detener a un vehículo de manera segura tanto para el agente como para el presunto infractor y las personas que están pasando por el lugar.
Incluso, los participantes en este curso aprenden cosas que parecen tan sencillas como lo son la manera correcta de frenar a cualquier velocidad, algo que en la práctica puede representar la diferencia entre la vida y la muerte.
Este curso también contempla las tácticas que deben de utilizarse caso de estar siguiendo a una persona a bordo de un auto se desea darse a la fuga, algo que no necesariamente contempla persecuciones a altas velocidades.
“En estos momentos las persecuciones ya no son necesarias. Primero por las condiciones del tráfico en la ciudad que no permite manejar a altas velocidades, además en estos momentos contamos con la tecnología y las herramientas que nos permiten ser más tácticos en este tipo de situaciones y que permiten que el agente pueda vigilar a un infractor e irlo llevando a un lugar donde otra patrulla va a estar lista para detenerlo de una manera segura”, explicó el director de tránsito.
Cuando termina el curso teórico, todos los participantes llevan a la práctica sus conocimientos en una pista de pruebas que la empresa Schlumberger tiene en sus instalaciones, misma que les permite recrear de una manera segura cualquier situación que puede presentarse.
En estas prácticas no utilizan las patrullas de la corporación, sino las unidades motrices que la empresa tiene disponibles para estas labores, entre las que sobresale una camioneta Ford Lobo con un valor que supera los 65 mil dólares (689 mil pesos).
A simple vista esta pick up color blanco no es diferente al resto de las unidades motrices que circulan por la calle. Sin embargo lo que la hace especial es un equipo hidráulico que tiene montado en su caja, mismo que es operado a control remoto y que controla las llantas traseras de la unidad.
Cuando este equipo es activado, las llantas posteriores de la camioneta giran a la derecha o a la izquierda, lo que provoca que el vehículo se derrape de manera peligrosa sin importar la velocidad a la que circule.
Esto permite a quien la conduce, a aprender lo que se debe de hacer en caso de un derrapamiento, un incidente que generalmente termina en un choque o una volcadura.
Para mostrar lo serio que es este tipo de incidentes, José Rivera, instructor de Schlumberger manejó la camioneta a 5 kilómetros por hora. Al momento de activar el equipo hidráulico, la unidad giró fuera de control 180 grados, algo que puede ser mortal a velocidades superiores.
Tras la demostración, cada uno de los agentes debió de conducir la unidad y aplicar las técnicas que les mostraron para este tipo de situaciones y que son: desacelerar, no frenar y girar el volante al lado contrario al que está patinando el vehículo. Esto permite que el auto se desplace en línea recta, lo que reduce las posibilidades de un choque o una volcadura.
Y aunque en teoría la tarea suena sencillo, cada uno de los agentes que les tocó esta experiencia entendieron que no lo es… y eso que iban manejando a menos de 40 kilómetros por hora.
Uno tras otro, los policías participantes en el curso sufrieron con una unidad motriz girando fuera de control, misma que debieron de controlar utilizando las tácticas que les proporcionaron.
Al final del día y tras varios intentos, muchos de los agentes lograron pasar la prueba y quienes no lo hicieron, serán retirados del manejo de patrullas hasta que vuelvan a tomar el curso y logren pasarlo.
Eduardo Mena, es uno de los policías que logró controlar la camioneta. Todavía emocionado por la inyección de adrenalina que representar estar al mando de un vehículo fuera de control, reconoció que este curso le será de gran beneficio para su trabajo.
“Está muy interesante, nos dijeron todo lo que se debe y lo que no se debe de hacer, como conducirnos con los peatones, como manejar en los boulevares, todo eso”, expresó.
Incluso, para este policía la mayor enseñanza que recibió fue utilizar algo tan sencillo y tan ignorado como el cinturón de seguridad.
“Creo que lo más importante que aprendí es sobre el cinturón de seguridad pues nos pusieron unos videos de lo que te pasa cuando lo traes y cuando no lo traes. Es 100 por ciento recomendable usarlo”, finalizó.
Y aunque nadie puede asegurar que los policías de Reynosa van a llevar a la práctica los conocimientos que adquirieron en este curso, por lo menos ya no podrán alegar que no sabían lo que tenían que hacer en caso de una situación de emergencia.
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