Por el lado del hermetismo más absoluto pasa la estrategia de Cementos Mexicanos (Cemex), en su búsqueda por lograr una salida exitosa de Venezuela, luego de sufrir la estatización a manos del gobierno, aunque vislumbra que la pelea por la cotización de sus activos con el gobierno de Hugo Chávez será más larga de lo pensado.
Con las negociaciones trabadas, fruto de una diferencia de entre 500 y 600 millones de dólares, la empresa liderada por Lorenzo Zambrano, aún se esperanza en obtener de Hugo Chávez “un buen precio” por sus activos en Venezuela. “La experiencia de Sidor (El grupo italo argentino Techint) marca una pauta importante”, asegura un experto empresario venezolano, en diálogo con EL UNIVERSAL.
Después de meses de negociaciones y discusiones –algunas a través de los medios de comunicación- la firma de Techint había recibido 1,650 mil millones de dólares por el 60 por ciento de sus activos, lo que según fuentes empresarias “estuvo excelentemente bien paga”.
Con esa experiencia, la reciente experiencia de nacionalización del Banco de Venezuela en manos del grupo español Santander, puede ayudar a explicar el porque le silencio de Cemex. El grupo español también cerró todos los canales y se armó de paciencia para llevar adelante una negociación que esperan “sea provechosa para nosotros”.
Hasta hoy, Enzo Moschella, el presidente de Cemex Venezuela –donde desde hace un lustro no hay mexicanos en la cúpula gerencial- no había dicho esta boca es mía. “tenemos la orden de no hablar con la prensa”, explicaron la directiva del corporativo, María Elsa Losada, y su vocero en Monterrey, Jorge Pérez, cuando se intentó confirmar si en verdad hay ocho técnicos mexicanos trabajando en la Planta que la gigante cementera regiomontana posee en el Estado de Zulia, y qué pasaría con ellos.
En Venezuela Cemex manejaba tres plantas de cemento, tres de concreto y cuatro terminales marítimas, desde donde exportaba a bajo costo. Su producción ascendía a 4,6 millones de toneladas anuales y desde hace dos meses tanto la mexicana como el resto de las Cementeras se veían impedidas de exportar.
Su presencia en Venezuela data de 1994 cuando adquirió la mayor cementera local, Vencemos del empresario Eugenio Mendoza. En los primeros seis años mejoró su posición en el mercado en más de 20 por ciento y colocó en la Bolsa de Caracas –donde operaba con el nombre de Vencemos- algo más del 24 por ciento de su paquete accionario.
Desde hace meses Moschella y varios directivos de Cemex Venezuela no descartaban la salida del mercado venezolano, según fuentes empresariales consultadas en Caracas. Desde que Chávez anunciara la idea de nacionalizar el cemento, “comenzaron las negociaciones ya que el grupo debía reducir deudas”, agregan. Pero ahora los 800 millones ofrecidos por el gobierno “están muy lejos” del valor de la compañía.
La francesa Lafarge, aceptó 267 millones de dólares por el 89 por ciento, y la suiza Holcim percibirá 552 por el 85 por ciento. En ambos casos existe la promesa de participar en carácter de “asesoras del estado” de un megaplan de construcción de viviendas populares, de ahí que decidieran continuar con una participación accionaria casi simbólica.
En comparación con estos dos casos, la tasación que el gobierno de Chávez hace de Cemex, líder en el mercado venezolano de Cementos, “Es muy baja”, aseguran los expertos. De ahí la amenaza hoy de concurrir a instancias internacionales, aunque quienes conocen la forma de encarara el mandatario bolivariano sus “revolucionarias nacionalizaciones”, apuestan a que “la sangre no llegue al río”.
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