La cifra oficial de asistencia al partido de Rayados fue por encima de 33 mil espectadores, para un estadio de 51 mil asientos, para una asistencia de 64 por ciento. Inicio de temporada, en teoría de renovación de ilusiones, de esperanza por un nuevo torneo que traiga la ansiada copa, o copas para alcanzar al vecino, al América y a varios equipos más.
Los torneos cortos traen la ansiedad de comenzar un nuevo torneo cada 6 meses, si esto fueran torneos anuales, entonces habría hieleras con cabezas más seguido. Todo navidad y año nuevo hubo un ambiente de pesimismo ante la lentitud de la llegada de refuerzos, estando a 14 de enero, todavía se esperan 1 o 2 más para un novel técnico cuya mayor virtud es saludar a todo el que se encuentra a su paso, excepto cuando es un niño y su equipo va perdiendo.
Antes se cacareaba a todo pulmón, en todos los medios posibles que los abonos se habían vendido con anticipación, había una mafia de reventa de boletos ante la escasez de oportunidades de ir al estadio, ahora sobran asientos y falta pasión, están los de siempre, aún con ganas de reventar, pero ahí están, mientras que los aficionados de moda por el nuevo estadio se han ido alejando de a poco, porque el interés va ligado a los triunfos, y estos, en lo momentos más importantes, han brillado por su ausencia.
Si es Tigres, América o cualquier otro equipo, lo cierto es que la idea que Nuevo León tenía a 2 equipos luchando por el interés nacional, se ha reducido a los de San Nicolás, que teniendo recursos para gastar similares a los de Guadalupe, los han sabido invertir mejor, al menos se han equivocado menos en las posiciones vitales del campo.
Las 18 mil butacas vacías este pasado sábado deben tener una explicación, ya sea enojo, desánimo, falta de interés en gastar por un espectáculo que un torneo si y el otro también te va a decepcionar, son razones que los directivos deberían estar revisando, sobre todo para ponerle más atención y ver como satisfacen a una afición que se ha hecho voraz para exigir en base al potencial económico de un club que ha visto pasar a un equipo como Atlas que vende más de lo que compra y ganó un bicampeonato.
Recientemente han invertido en show de luces, cambiado la cancha varias veces (aún se ve floja), buscado aligerar el reglamento para aceptar trapos, banderas y demás, buscando que la afición se sienta más contenta en cómo apoya a su equipo, pero al final la cancha dicta mucho de como la afición verá a una institución, la manera en que los 11 soldaditos mueven el balón, alegra o desespera a cualquiera, es un arte que pocos saben dominar, y cuando un jugador no le sabe, no merece la atención de los miles apuntando con sus ojos para ver el resultado de su obra.
Habrá que ver los ratings de TV, las camisetas vendidas y la cantidad de aficionados afines, pero los dramas recientes de la directiva, los pocos ídolos pateados por la puerta trasera y las eliminaciones ridículas han desaparecido el interés de algunos, y elevado el enojo en otros, porque dudo que un equipo desee aficionados tibios que les valga y solo se sientes a rellenar un espacio, porque si no es por la porra oficial, el estadio no tendría ambiente en lo absoluto.
Por mientras, hay 18 mil butacas vacías, que pasarían desapercibidas en el viejo estadio del TEC, pero en el BBVA, se notan, se sienten y deberían parar antenas en las oficinas de los jefes, de esos que firman los cheques. Con el regreso de Canales, las incorporaciones de Brandon, “Corcho”, los retornos de Corona, Gallardo y alguno que olvide, básicamente medio equipo puede cambiar, más algún pilón de refuerzo.
“Tano” Ortiz tiene que hacer algo, “Tato” por igual, los jugadores deben entender que la guillotina se acerca y voltear a ver las gradas, faltan 18 mil en el estadio, la gallina de los huevos de oro no es eterna y al menos que diviertan, ganen, goleen y sean campeones, en algún punto habrá otro espectáculo que sustituya el gusto de las nuevas generaciones.
Tiempo al tiempo.
¡Saludos desde el sillón!