En este municipio de la montaña de Tlapa, el más pobre de todo el país, sus más de 500 casas de adobe y madera tienen los pisos de tierra, los techos rotos de cartón o de lámina galvanizada, y el olor de la marginación.
Aquí, no hay ninguna calle pavimentada, se carece de drenaje y de alumbrado público. Tampoco cuenta con agua potable y como no hay empleos, muchos de sus habitantes migran a Sinaloa y a Estados Unidos.
“¡Aquí no hay futuro!, ¡no hay nada, todo sigue igual, por eso, los más jóvenes se van!”, dijo Santiago Jacinto Flores, un ex migrante a los campos agrícolas de Sinaloa, quien perdió a dos de sus hijos en un accidente.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la población de Cochoapa está integrada por 8 mil 127 mujeres y 7 mil 445 hombres. Todos en el abandono gubernamental, como lo constatan sus niños de mirar triste y pies descalzos.
En contraparte, existen 20 tiendas donde se expenden alimentos “chatarra” y cerveza, que ahonda el problema del alcoholismo.
En la montaña, a la distancia puede distinguirse el caserío desparramado en las laderas, donde unos 5 mil indígenas mixtecos no alcanzan a protegerse de las inclemencias del frío y del mal tiempo.
Con sus 85 comunidades, esta demarcación (antes pertenecía a Metlatonoc) se convirtió en municipio desde noviembre de 2002, pero fue hasta el pasado 4 abril que se instaló el ayuntamiento con Santiago Rafael Bravo como alcalde de extracción perredista, a quien los habitantes acusan de pasar el mayor tiempo en Chilpancingo, Guerrero.
Igual a Zambia
Tan pronto se erigió en municipio, Cochoapa desplazó del primer lugar como el más pobre a Metlatonoc, de donde se desprendió su territorio. Ahora, es considerado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo como la municipalidad con el menor desarrollo humano, por abajo de Coicoyán de las Flores, Oaxaca, y Batopilas, Chihuahua, y sólo se compara con Zambia, en África.
Su separación dio como resultado que la pobreza se dividiera en dos. Sin embargo, el alcalde aclara: “Éramos los más pobres desde que dependíamos de Metlatonoc”.
Pocos se atreven a hablar de esta situación, porque como dijo Santiago Jacinto Flores, ex jornalero agrícola, “si hablamos, las autoridades nos regañan”.
Con todo, dijeron que desde que se fundó el municipio, el único logro que han visto, es la construcción del palacio municipal que, según el edil, costó 8 millones de pesos. Es un edificio de dos pisos, que contrasta con las casas de la gente, construidas con adobe, madera y lámina de cartón.
En el municipio viven 15 mil mixtecos, de los cuales 78% son analfabetas. Su dieta, reveló Jesús García Pérez, promotor del DIF-municipal, es a base de tortilla con sal y chile. Muchos van descalzos y la vestimenta se la van heredando de hermano a hermano, “por eso su ropa se ve remendada y muy viejita”.
Sólo en la cabecera municipal se cuenta con una clínica, que atienden dos doctores y una enfermera, quienes no se dan abasto para recibir a los enfermos de gripe, tos y diarrea.
Alberto Nicolás Marino, dijo que en las comunidades hacen falta aulas y maestros, por lo que cientos de menores ingresan al filas del analfabetismo en cada ciclo escolar.
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