Recuerdo la eliminatoria por el Mundial Brasil 2014, el sufrimiento por los resultados, el interinato de Vucetich para llegar cómodamente Miguel Herrera a jugar 2 partidos sencillitos contra Nueva Zelanda que pensaron que jugarían Rugby y terminaron jugando fútbol.
Jaime Lozano llegó de manera similar para sustituir al hombre de Iraragorri de manera cómoda, lo nombraron para jugar una copa que nadie le dio la importancia, jugando con suplentes previo haber disputado la Liga de las Naciones en la que si le dieron importancia.
Ahorita Lozano para el héroe nacional y ya le quieren dar la silla de la selección de por vida, pero si bien Jaime es un hombre preparado, pero con escasa experiencia, llegó a una posición en la que tenía todo que ganar y nada que perder, sin aspiraciones aparentes mas que aliviar el “inmenso” dolor y sufrimiento de jugadores que les molestaba pasar 1 hora más sentados en un autobús y entrenar minutos que deseaban utilizar para “asaltar” el mall más cercano.
La Copa Oro se ha quedado en casa, no México sino Estados Unidos, que ya es una casa de campo de lujo para los seleccionados en la que hay muchos mexicanos y ya tienen hasta el folclor típico de la violencia y los cánticos obscenos. México ha cumplido su meta, ganó el torneo menos importante, no por nombre sino porque las selecciones no le dieron importancia, tanto USA como Canadá mandaron a los hermanos menores de sus jugadores y al final la “gloria” se la llevó y por escaso margen el nuevo “Rey Midas” del futbol azteca.
Más allá de este placebo, me gustaría seguir viendo a Lozano como seleccionador, en un ambiente de mayor presión, pero sobre todo de más exigencia ante rivales de jerarquía y jugando algo más que una tarjeta de prepago para el mall de Las Vegas. Copa América, amistosos ante equipos europeos, o mínimo la Liga de las Naciones, que ya todo parece será en tierras “gringas” para exprimir algunos dólares y aprovecharlos en lo que sea que la FEMEXFUT invierta.
Hoy se duerme un poco mejor, mas relajado, más tranquilo, el aficionado, los jugadores, los directivos, pero sobre todo los analistas que ensalzan hasta el corte de cabello del “Jimmy”, la Copa Oro vuelve a casa y se puede decir que se cumplió la misión, que dista mucho de la película de Tom Cruise ya que de imposible no tuvo nada.
Nos quedaremos esperando que algún equipo europeo haya escauteado a jugadores de México, porque de USA, Canadá y hasta de los caribeños es probable se lleven a alguno, pero de los tenochcas seguramente habrá alguno que más bien regrese a la liga local y continue su danza de ganar millonadas por haberse ido a sentar a una banca europea.
Copa Placebo, dorada, brillante y tan valiosa como nosotros aficionados lo queramos ver, servirá para firmar a un técnico ya que Ambriz da un paso adelante y tres para atrás, y al menos que descubran el hilo negro, el idiolio con Jaime Lozano desde el vestidor parece perfecto para levantar el ánimo nacional que en algún partido pareció estar acuchillado.
Tiempo al tiempo…
¡Saludos desde el Sillón!