La emergencia sanitaria en conjunto con la crisis económica y de paso con el período electoral, ha definido una nueva forma de actuación por parte de las autoridades gubernamentales en nuestro país. Esto también le ha dado a la política una dimensión que no se había tenido en las administraciones del PAN.
Desde que el PAN tomó el poder, el PRI se ha convertido en oposición, y eso lo ha llevado a dos situaciones ambiguas: uno, la de querer gobernar desde el congreso, en donde ha tratado de controlar leyes y presupuestos; y la otra, de criticar al gobierno de toda acción que haga la Presidencia de la República. En el primer caso, le había funcionado la estrategia y había ganado espacios para minimizar las acciones de gobierno, y en la segunda situación, curiosamente, nunca han sonado bien las críticas, por los setenta años en los que demostraron que hicieron lo mismo y tampoco les funcionó.
Ahora que el país entró en crisis sanitaria, el gobierno tuvo la necesidad de tomar acciones extremas, éstas se convirtieron en verdaderos actos de poder, por lo que los diferentes poderes tomaran sus respectivas dimensiones, quedando como consecuencia, separado el ámbito de poder Ejecutivo que actuó responsablemente generando una interacción federativa, en donde cada gobernador tuvo que actuar con base a la decisión del poder central.
Hubo muchos gobernadores que actuaron bien, otros que no supieron que hacer, pero el caso es que el poder legislativo y la fortaleza que tuvo el PRI, en las circunstancias normales, se diluyeron, por este acto de poder, el Congreso y los partidos quedaron en su justa dimensión dentro de la estructura institucional del Estado mexicano. Esto lo entendieron muy bien, Peña Nieto y Ebrard, y accionaron sus decisiones para cuidar a la población, creando una coordinación que no se había llevado a cabo entre gobernantes de distintos partidos en mucho tiempo, y que además le generó una opinión favorable a la imagen del partido en el poder, y que como consecuencia puede generar más votos en la próxima campaña electoral.
Como respuesta y ya en el terreno electoral, el PRI ahora toma la decisión de golpear al presidente, además también como respuesta a la campaña negativa por parte del PAN, al mismo tiempo Peña Nieto, sale en entrevista con López Dóriga, a mostrar que como gobernador también está tomando decisiones correctas para mejorar la problemática del empleo y económica, en el fondo trata de demostrar que como gobierno priista está tomando las decisiones correctas y que apoyan a la población.
Lo curioso es que en el fondo ante las preguntas de que si estos planes son respuestas a los golpes del PAN, toda respuesta de Peña Nieto, queda en el contexto de que lo está pudiendo hacer por la división de poderes y por los actos de poder que tomó el Presidente Calderón.
El dilema al que se enfrenta es: ¿Podrá refrendar en su Estado las decisiones hacia su partido?, ¿A nivel nacional ese plan lo avalarán como acción del PRI o como acción que el PAN en el poder permitió?
Lo mismo puede pasar con el asunto de la detención de funcionarios del Gobierno de Michoacán, el presidente, su administración y su partido, están haciendo su trabajo y pareciera que están tomando riesgos que nadie había tomado y estos se convierten en actos de poder que le dan fortaleza a su administración y ayudan a que las fuerzas políticas se coloquen en su justa dimensión. Por fin se dieron cuenta que haciendo su trabajo y ejerciendo el poder es la mejor forma de gobernar.
Además, esta acción natural del ejercicio del poder, le está dando fortaleza y dimensión a la institución presidencial y a la imagen de nuestros gobernantes, tanto para el líder del país, como para el partido que lo cobija.
Ante este escenario los demás partidos no les queda otra que demostrar que también gobiernan y están tomando sus decisiones correctas, como son las acciones de Marcelo Ebrard en el Distrito Federal, y las de Peña Nieto en el Estado de México, al hacerlas pueden validar su gobierno y a su partido, pero sin querer están dándole un gran respaldo a la administración de Calderón, que es la administración que les permite hacerlo dentro de una racional división de poderes, la acción propia del Federalismo y en donde la corresponsabilidad es conjunta.
Y en un país en donde esto sólo se daba cuando gobernaba el PRI, es posible que en la mente del elector esto lo agradezca al partido en el poder, no necesariamente al partido que está tomando la acción.
Si ahora con esto, los políticos se dan cuenta que la mejor estrategia de campaña, es la de hacer correctamente su trabajo y tomar decisiones en beneficio a la población, tomando su responsabilidad en cada asunto de gobierno, los beneficiados seremos todos. Dentro de todo lo malo, qué bueno que una emergencia y la decisión de hacer lo correcto, –una crisis y liderazgo– hayan cambiado el panorama político del momento, esperemos que este ejemplo siga en beneficio de nuestra democracia.
Mail: marco.herrera@grupopublic.com.mx
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