Mis primeros tenis de este tipo, más conocidos como tipo Converses (aunque no propiamente de esta marca) aunque también son llamados choclo, me los compró mi papá cuando estudiaba la universidad. Como es común para muchas personas que vivimos en la frontera, optamos por comprar algunas cosas en el “otro lado”, pensando en una mejor relación costo-calidad. En ese entonces yo no tenía visa y él nos traía lo necesario.
No había puesto atención a ese tipo de tenis, hasta que los usé por primera vez. De ahí pa´delante pues ya se sabe.
No es por la marca, eso es lo de menos, es por la comodidad, practicidad y estilo 😎 tanto, que los prefiero antes que los tacones.
De hecho, recuerdo que en una publicación de hace años, puse una foto de unos de color rojo que eran marca “quack”, o sea “pato”… ¡que no son de marca reconocida pues! y un contacto me escribió “¿converses? jajajaja”; pero quien me conoce sabe que estas marcas famosas no son mi hit.
Después llegaron los chamacos y fueron lo mejor para el trajín matutino de bajar escaleras de la casa, subir al carro, subir y bajar escaleras de la guardería, todo esto con chamacos en brazos y otros de la mano, además de pañaleras al hombro. También para correr a la universidad y subir cuatro pisos para ir a los salones; así como para llegar a la Redacción, corretear fuentes o aguantar parada a que iniciara algún evento.
Por supuesto que en algunas ocasiones, por cuestiones de protocolo, etiqueta, códigos o porque creo que lo amerita saco los tacones y guardo los tenis, tampoco es como que no pueda usarlos; sin embargo, a veces me pregunto, por cuánto tiempo y hasta qué momento podré seguir con ellos, hasta cuándo será “permitido”, ya ven que mi amiga la Caro Herrera ya ha hablado sobre el uso de jeans, entonces, ¿hasta cuándo será prudente? ¿Hasta que cuelgue los tenis?