La razón del futbol

Por encima de todo hay que respetar la decisión de Cuauhtémoc. Aunque desde mi punto de vista, por el nivel de jugador que es, creo que las condiciones para irse del Tri debieron ser otras.

Empezando por el escenario, que sin hacer menos al Víctor Manuel Reyna, ni a la afición de Chiapas, que llenó el estadio, creo que Cuauhtémoc debió haberse retirado en el Estadio Azteca, que a final de cuentas es el lugar de sus orígenes, donde siempre jugó de local, con América y Necaxa, no Veracruz, donde estuvo sólo un torneo corto, pero a final de cuentas, el Azteca fue el escenario de sus éxitos.

Independientemente de lo difícil y triste que debe ser el decir adiós, debe haberse ido satisfecho con la enorme respuesta que el público le dio en estos partidos. No creo que Blanco se hubiera imaginado la manera en que la afición lo pidió.

De todas formas, a la decisión no hay que buscarle tanto, seguramente estaba a disgusto, al menos si así lo era cuando no estaba convocado, hay que pensar en su estado de ánimo ahora que seguramente pensó que podría haber tenido más minutos, y por qué no, en algunos casos hasta iniciar algún juego.

Cuauhtémoc venía respaldado por sus buenas actuaciones en la MLS, incluso como El Mejor Jugador en el Juego de Estrellas, que hacían pensar que por el tipo de rivales en la eliminatoria podría haber iniciado algún cotejo.

No se dio de esta manera y habrá que ver hasta qué punto eso le desilusionó. Y es que, aunque no es el de antaño, ha adquirido una madurez importante, lo ha demostrado en los partidos de la MLS, con todo y quien pueda demeritar el nivel de esa Liga, porque el nivel de la eliminatoria de Concacaf tampoco es muy alto y que parecía se prestaban para explotar el talento de Blanco.

De alguna forma facilita las cosas a los que se quedan en disputa por alguna posición similar, y ahí queda una determinación precipitada, que hay que respetar, aunque no por ello, el boleto de México a Sudáfrica debe peligrar —vaya se otorgan tres, más un repechaje— pero sí es una pena que no se encuentre presente para cuando éste se consiga.