WILLIAMSPORT.- Para cuando ustedes estén leyendo estas líneas, quizás el partido de México ante Hawaii esté en curso o a unos minutos de iniciar. En lugar de perder tiempo tratando de describir la emoción que se siente en una Serie Mundial de Ligas Pequeñas, mejor les recomiendo venir a la primera oportunidad que tengan.
Williamsport es "donde los sueños culminan" y para Matamoros este 2008 podría ser "el año".
Durante la conferencia de prensa después del partido que se le ganó a Japón, alguien quiso "colarse" y decir que la inspiración de los matamorenses eran los niños campeones de 1957, pero la realidad es muy diferente. Es cierto que los chamacos de Tamaulipas saben quiénes fueron los peloteritos de las Liga Industrial y su hazaña en Williamsport, pero ese no es el motor que los ha llevado a estas alturas.
El o los responsables tienen nombre y apellido y todos vivien en Matamoros.
Comenzando por Jorge Almanza y siguiendo por los padres de familia que han sacrificado tiempo, dinero y un gran esfuerzo para que sus hijos no hayan tirado la tolla en el camino.
Hay aquí en Williamsport historias de vida verdaderamente motivantes como para que algo que pasó en 1957 siga siendo la bandera de un equipo.
Qué me dicen de los papás de Rubén Molina, que tuvieron que vender su auto, que les había costado mucho comprar, para poder venir a seguir a su hijo.
Y del papá de Tomás Castillo, quien ha puesto su trabajo en la raya pidiendo varios permisos para poder vivir este momento tan hermoso.
Es cierto, hay varios padres de familia que tienen recursos económicos para poder solventar estos gastos, pero qué me dicen de la pasión que tiene Rodolfo Balboa, quien puede pasarse horas enteras en el complejo deportivo de Williamsport para poder ver a su hijo y platicar aunque sea unos minutos.
Y de las mamás que pasaron toda la noche del viernes practicando nuevas porras para alentar a sus hijos, haciendo una para cada uno.
En esta historia hay muchos héroes, y no precisamente usaron o usan uniformes de béisbol.
