En medio de la guerra que han desatado los candidatos de los diversos partidos que aspiran a la Presidencia de México, la raza ya no halla ni qué pensar.
Sería difícil para muchos tomar una decisión, basados en información real para soportar un argumento de peso a la hora de cruzar la boleta.
O al menos esa impresión tiene uno.
Los bombardean con publicidad oficial en donde cada uno habla de sus atributos dejando a sus contendientes la libertad de que les saquen sus trapitos al sol.
Además de los candidatos ya conocidos, los independientes buscan también la posibilidad de ser incluidos en la boleta y todo parece indicar que algunas irregularidades que tienen que ver con el registro de firmas falsas dejó ya fuera de la contienda por lo menos a Jaime Rodríguez Calderón y a Armando Ríos Piter.
De Margarita Zavala, se dice que aunque incurrió en la misma trampa, es muy posible que le permitan estar ahí.
¿Para dónde te haces, cuando incluso como candidatos incurren en ilegalidades que, de ser ciertas, es un tema sumamente grave?
Como ciudadano en derecho de votar, ¿qué puedes pensar de un aspirante que para acceder a la primera magistratura de este país incurre en un delito que debiera ser sancionado con cárcel?
Los otros candidatos tienen sus esqueletos en el clóstet también. Sobre todo el del PRI José Antonio Meade y Ricardo Anaya.
El primero fue omiso mientras fue secretario de Hacienda.
Dejó pasar casos tan graves como el uso de dinero público que de acuerdo con un reporte de la Auditoría Superior de la Federación detectó que a través de pagos a empresas fantasma, la Secretaría de Desarrollo Social y la Sedatu, en las gestiones de Rosario Robles, desviaron mil 311 millones de pesos.
Lo de la “estafa maestra” fue otro caso que dio a conocer Mexicanos contra la Corrupción a través de Animal Político, un sitio independiente que no es financiado por publicidad oficial.
La “estafa maestra” permitió sustraer más de 7 mil millones de pesos a través de supuestas obras realizadas por universidaddes públicas y esos recursos provinieron de la Secretaría de Hacienda en la gestión de Meade.
Tras la denuncia, la PGR no ha realizado una investigación para detener y llamar a cuentas a los responsables.
Con esas losa a cuestas, el candidato del PRI intenta remontar en las encuestas.
La gente se pregunta: ¿Cómo puedo confiar en un candidato del mismo partido que ostenta ahora el poder y tiene sumido al país en una severa crisis económica y de descrédito?
Si me ofrece que van arreglar este país… ¿Porqué no lo han hecho?
El gobierno federal gracias a miles de millones de pesos que invierte en publicidad utiliza todos los medios fieles a su alcance para pedir que se hagan bien las cuentas.
Y algunas personas les han tomado la palabra.
Las cifras de muertos, secuestrados, pobres, gente con hambre, sin un empleo bien remunerado brotan al mover cualquier piedra.
Anaya fue sorprendido con una investigación que lo ubica haciendo malabares de lavado de dinero en un intrincado esquema con trasferencias a cuentas de paraísos fiscales, Nueva York, Canadá y de regreso a México para la adquisición de una nave industrial de 54 millones de pesos.
Pese a ello sigue con vida en la contienda.
No siempre la gente tiene toda la información y “los pelos de la burra en la mano” para tomar una determinación a la hora de emitir su voto.
En medio de todo este embrollo, aparece la figura de Andrés Manuel López Obrador.
Puntero en las encuestas, aun en las que son afines al gobierno federal, el tabasqueño cabalga en caballo de hacienda, pero nada puede darse por seguro, toda vez que en este surrealista México puede suceder cualquier cosa.
A AMLO lo han investigado por todo lados y no le han hallado nada irregular.
Carga como medalla haber realizado una excelente labor, en su momento, como gobernador de la ciudad de México.
Uno de los tópicos que más le cuestionan es de qué ha vivido la última década él y su familia, pero no le han encontrado nada irregular, ni siquiera rastro de las “ayudas” que supuestamente recibe para vivir.
El sistema oficial, el PRI y el PAN, el mismo gobierno federal le temen. Tiene miedo de que si obtuviese el triunfo en la elección pueda echar abajo muchas cosas, prebendas, canonjías y arreglos que suelen hacerse, sobre todo con contrataciones sospechosas y algunas francamente abiertas en donde grandes constructoras, empresas privadas, bancarias, petroquímicas y mineras tienen manga ancha para operar.
El único problema que tiene López Obrador no son ni Meade ni Anaya. El obstáculo más grande que tiene enfrente es que el árbitro de la contienda es pagado por recursos oficiales.
El INE no es un ente independiente ni ciudadano.
Operará, como sucedió ya en Estado de México, en favor del candidato oficial o si lo decide “el sistema”, en favor de Anaya.
Independientemente de la cantidad de votos, que reciba en las urnas, la bronca será a la hora de hacer el recuento final.
La única posibilidad que podría existir es que, si obtiene la mayoría, el sentido común y la posibilidad de que la gente en realidad proteste y exija unas elecciones limpias saliendo a las calles, los haga respetar el voto popular.
Pueden correr el riesgo… si quieren, pero es posible que la gente no vaya a soportar un robo descarado, otro más, como ya ocurrió con Cárdenas y con López Obrador en 2006, sin contar el atraco en despoblado ocurrido en Edomex hace agunos meses.
Si quieren correr ese riesgo, pueden hacerlo. Robarse una elección ya saben cómo hacerlo. Tienen experiencia , pueden intentarlo si gustan…. otra vez.
¿Es López Obrador el mejor candidato?…. ¿El que necesita México en este momento?
Puede no ser el mejor, pero los demás no tienen manera ni siquiera de hacerle cosquillas.
La gente ya está harta… muy harta y está a dispuesta a probar con un candidato diferente que no sea ni albiazul –disfrazado de naranja– ni un tricolor, disfrazado de verde.
rmarquez58@gmail.com