Beijing, China / Nov. 10
China reiteró hoy que “jamás hará concesiones” sobre el estatus de la región del Tíbet, que lucha por su autonomía plena, y culpó a los enviados del Dalai Lama del fracaso de las negociaciones de la semana pasada en Pekín.
“Nuestros contactos y discusiones no permitieron progresar”, declaró Zhu Weiqun, alto responsable del Partido Comunista de China (PCCh), quien acusó del fracaso a los emisarios del líder espiritual tibetano.
Ellos “deberían asumir la responsabilidad total” del fiasco en las negociaciones, agregó Zhu, citado por la agencia china de noticias Xinhua.
“Hemos subrayado que la unificación de la patria, su integridad territorial y la dignidad nacional son los principales intereses del pueblo chino. Jamás haremos concesiones”, subrayó.
Dos emisarios del Dalai Lama participaron la semana pasada en Pekín en una nueva ronda de diálogo directo con el gobierno chino.
Se trató del octavo ciclo de conversaciones directas entre las partes desde 2002, que por el momento no sirvieron para que Pekín y el gobierno tibetano en el exilio alcancen un acuerdo sobre el estatus del Tíbet.
Dos días antes de que comenzaran las conversaciones, el Dalai Lama indicó que no tiene esperanza en el diálogo con Pekín y anunció una reunión de la cúpula tibetana el 17 de noviembre.
Está previsto que en la reunión en Dharamsala –que durará seis días y reunirá a más de 300 miembros del gobierno tibetano en el exilio- se acuerde la nueva estrategia a seguir para obtener la autonomía del Tíbet.
“El Dalai Lama debería abandonar totalmente sus opiniones y acciones separatistas y esforzarse por comprender a las autoridades chinas y al pueblo chino con el objetivo de resolver el problema”, comentó al respecto Zhu, viceministro de la Oficina de Relaciones Exteriores del PCCh.
El Dalai Lama –Premio Nobel de la Paz en 1989- vive exiliado desde 1959 en la India y fue nombrado jefe de gobierno en el exilio en Dharamsala, una ciudad situada en el estado septentrional de Himachal Pradesh.
En la actualidad la India acoge a unos 130 mil tibetanos que abandonaron sus hogares después de 1959.
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