Ciudad del Vaticano / Noviembre 26.-
El presidente del Pontificio Consejo para la Cultura del Vaticano, Gianfranco Ravasi, expresó hoy su preocupación por el futuro arquitectónico de iglesias o catedrales vacías en Estados Unidos y Canadá.
Esto durante una conferencia de prensa en la cual se refirió al 20 aniversario de la Pontificia Comisión para los Bienes Culturales de la Iglesia, organismo encargado de tutelar los templos católicos en el mundo.
Según el clérigo la caída en la participación de los fieles en las ceremonias y los cambios históricos han provocado que diversos lugares de culto ya no sean funcionales a la liturgia, provocando que los obispos locales decidan demolerlas o enajenarlas.
“Muchos templos datan del siglo XIX, quizás no son considerados bienes culturales de altísimo nivel pero sí se trata de la memoria histórica de un pueblo, aunque ahora tienen problemas porque no tienen la vitalidad del pasado”, explicó.
Constató que incluso catedrales ubicadas en zonas céntricas de grandes ciudades permanecen deshabitadas, se han convertido en “conchas vacías” donde “ni siquiera se escucha el rumor del mar” porque no se realizan ritos en ellas, sólo reciben los flashes de los turistas.
Al respecto Ravasi aclaró que los primeros responsables sobre el futuro de estos edificios son las conferencias episcopales de cada país mientras la Pontificia Comisión sólo emite recomendaciones o interviene cuando existen contenciosos con instancias superiores a los obispos.
“En realidad damos orientaciones generales, en los casos en los cuales el templo no tiene una relevancia artística y carece de criterios estéticos objetivos o tiene problemas graves de estructura, podemos considerar la alienación o demolición”, dijo.
Pero dejo en claro que siempre se busca conservar lo más posible los centros de culto porque, muchas veces, la iglesia es signo de la memoria histórica de la presencia de la cristianidad en un lugar.
Apuntó que una alternativa a la demolición es el uso de las construcciones para fines distintos a la liturgia pero siempre dentro de las actividades de la Iglesia católica.
“No debemos llegar al caso en el cual se construyó, por ejemplo, un club nocturno en un templo y, para el colmo de la degradación, los desnudos se hacían sobre el altar, debemos ser muy cautos con estas cosas”, indicó.