Buenos Aires, Argentina.-
Tras la destitución de Dilma Rousseff, este miércoles en Brasilia, políticos brasileños, así como líderes de la región, se conmovieron.
“En la votación se alteró la Constitución y se distorsionó la interpretación del artículo 52, lo que le dio a Dilma la oportunidad de asumir una función pública”, dijo a EL UNIVERSAL el senador Ronaldo Caiado, del partido Demócratas, de centro-derecha, y quien votó a favor de la destitución y de la inhabilitación. “Esto es totalmente inconstitucional y se logró con el apoyo del partido de Michel Temer. Cómo se dio en la madrugada el acuerdo con el PT no lo sé, y nos sorprendió a todos”.
En sectores de líderes económicos y empresariales, la votación fue recibida favorablemente. Rubens Barbosa, ex embajador de Brasil en Estados Unidos y en Reino Unido, fundador de IRICE (Instituto de Relaciones Internacionales y Comercio Exterior) y asesor de Aécio Neves, el candidato que disputó las elecciones con Rousseff, dijo a este diario que la salida de Rousseff “facilitará la recuperación de la economía”. “Hay una gran esperanza de que el presidente consiga aprobar en el Congreso sus reformas para el gasto público y la reforma política y laboral”, agregó.
Entre quienes apoyaron a la líder del PT hasta el final, la diputada carioca Jandria Feghali, del Partido Comunista, dijo a este diario que “Dilma es una mujer combativa y reafirmó, en su anuncio inmediatamente posterior a la votación, su voluntad de lucha por la democracia”. Feghali aseguró que hay “mucha lucha por delante, porque con esta farsa, travestida de legalidad, el pueblo ya entendió que Dilma no cometió ningún crimen de responsabilidad. Fue un golpe de Estado y los derechos serán duramente atacados”.
Estados Unidos no se perturbó. “Fue una decisión tomada por el pueblo brasileño, y la respetamos”, dijo el vocero del Departamento de Estado, John Kirby. “Creemos que las instituciones democráticas de Brasil han actuado dentro de su marco constitucional”.
Los gobiernos izquierdistas de Latinoamérica condenaron la destitución, que calificaron de golpe de Estado. Venezuela anunció el congelamiento de relaciones con Brasil y el retiro “definitivo” de su embajador. Bolivia y Ecuador convocaron a sus respectivos representantes diplomáticos y Brasil respondió llamando a consultas a los suyos en esos tres países.
Cuba también rechazó el “golpe de Estado” y en Argentina, mientras que cancillería dijo que “respeta el proceso institucional verificado en el hermano país”, la ex presidenta Cristina Kirchner, antigua aliada de Rousseff, se pronunció en contra, en Twitter, donde afirmó que “América del Sur [fue] otra vez laboratorio de la derecha más extrema”.