La raza está hasta la madre de este mugrero, sí, al aficionado que paga mucho por esa adicción, no le parece ninguna gracia tanta chafencia y por eso en dos de los partidos de este sábado (Chivas- San Luis y Cruz Azul-Pachuca), resurgió ¡y con tocho morocho! el ruido homofóbico y las mentadas de madre, que ni el mañoso sondido oficial de cada estadio, pudo acallar la furia del pueblo.
Estamos pagando caro por un producto que no lo vale, un show mediocre, Juan Pueblo ya vio que sus muchachitos no van al Mundial Sub 20 de Indonesia este 2023, ni a los Olímpicos de mi natal Paris 2024.
Y las morritas pues tampoco van a estas dos justas, perdieron con Jamaica 0-1- y luego mancharon la garra gachamente con Haití 0-3, puro tercermundismo desgraciado e insuperable.
Y esta noche de lunes jugaban con las gabachas que dicho sea de paso, son unas Chuchas Cuereras pa´ eso del fut soccer.
Por eso el público pambolero totonaca, sea chiva, tigre, santo, rayado, frustra azul, águila, puma u lo que sea, obvio que tiene que protestar como se pueda, incluso gritando en el estadio, después de pagar un boleto que está cada vez más caro.
Por eso, al unísono, cual si fuera cada quien desde su casa frente a la tele, se lamenta y se la mienta a esta bola de bandidos que se enriquecen a manos llenas con nuestro dinero, de todos los aficionados y a cambio nos están dando puro mugrero de fútbol, de futbolistas y de resultados.
No es que el público sea muy sanababiche, no es que la afición seamos hojaldres, solo no deseamos que también en nuestro sano vicio (el pambol) seamos robados, abusados, burlados, traicionados y cuenteados, por los de pantalón largo.
Ya tenemos bastantito con los funcionaros rateros, los servidores públicos bandidos, los políticos ladrones, los gobernantes saqueadores, los alcaldes maleantes, los regidores laneros, los diputados gandallas, los líderes sindicales vivales, ¡Todos! todo mundo se baña y nos ve la cara a todos ¡Y gacho!
Como para que todavía tengamos que vivirlo en nuestra diversión, en nuestro entretenimiento, en nuestra catarsis, en el distractor que “voluntariamente” -no hay de otra, no pasan otra cosa en la caja idiotizante, como no sean lelonovelas o estúpidos concursos de canto o baile- elegimos para no recordar las sinvergüenzadas que sin falta, los anteriormente mencionados vividores de la vida pública, nos pegan unas sanjuaneadas brutas.
El fútbol lo elegimos para borrarnos por 90 minutos las jodas que nos llevamos y las marranadas que sufrimos cada día, entonces es que queremos algo a cambio.
A cambio de comprar la camiseta de local, el jersey de visita, la remera de gala, la playera de entrenamiento y el chaquetín, la cachucha, la bufanda, la banderita y el pendón (pendones que somos por gastar tanto en algo que no vale la pela).
Y ahora hasta invertir en las plataformas electrónicas, contratar los canales de cablevisión o televisión satelital y otras babosadas electrónicas, para poder ver los partidos y poder seguir a nuestro equipo del alma, estar a lado de ese trabuco “que lo da todo por nosotros”.
Carencias todas estas últimas, que nos están inflando el costo de ser aficionados a este mugrero que estamos recibiendo.
Señores dueños y directivos de este show, por favor ¡Ya no nos hinchen las pelotas!
(Ya ni les “croniqueamos” nada de los partidos de este fin de semana, se las debemos, ahí pa´lotra).