Aunque mostraron un excelente nivel a lo largo del torneo, los niños de la Matamoros A.C. –quienes representaban a México en la Serie Mundial de Ligas Pequeñas-, fueron traicionados por los nervios y el descontrol y perdieron la final del campeonato ante el representante de Estados Unidos por un score de 12 a 3.
Y es que el pitcheo y la contundencia al batear -las dos armas que llevaron a México a esta instancia- nunca aparecieron, al contrario de lo que sucedió con los integrantes del equipo de Hawai, quienes apalearon a los peloteritos tamaulipecos.
De hecho, el representante de Estados Unidos anotó en cada una de las entradas disputadas.
En las tribunas, el apoyo y la esperanza de la fanaticada mexicana se sintieron desde el inicio del encuentro. Incluso, el gobernador del estado Eugenio Hernández, y el alcalde de Matamoros Erick Silva, viajaron a Williamsport para estar presentes en el encuentro.
No dejaban de escucharse los cantos y porras de los familiares y amigos de los jugadores mexicanos que desafortunadamente no lograron ganar.
La presión de disputar una gran final se hizo evidente entre el equipo de pitcheo de los jugadores tamaulipecos, quienes permitieron demasiaron hits, bases por bolas e incluso cometieron algunos errores que se vieron reflejados en el marcador.
Ni siquiera Sergio Rodríguez y Jesús Sauceda, lo mejor que México podía presentar en la loma de los lanzamientos, fue suficiente para detener el bateo de Hawai que supo aprovechar los errores de los tamaulipecos.
Con este partido termina una excepcional participación de la Liga Matamoros A.C. que no pudo coronarse con el Campeonato Mundial, pero obtuvo un logro que enorgullece al béisbol mexicano.
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